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ASUNCIÓN.- Aunque con menos fuerza que años anteriores, es obvio que siguen vigentes los nostálgicos que cada 3 de noviembre recuerdan el cumpleaños del fallecido dictador Alfredo Stroessner, en un intento desesperado por seguir procurando volver al pasado, lo que, creen, lograrán si Mario Abdo Benítez gana las internas de diciembre y se convierte en el candidato de la ANR para la Presidencia de la República.
A pesar de los muchos años transcurridos del golpe de Estado y de la muerte del dictador, siguen existiendo bolsones retardatarios que añoran la vieja época y aprovechan la “fecha feliz” para dar rienda suelta a su nostalgia.
En la noche-madrugada de ayer, otra vez las bombas invadieron la paz, aunque es obvio que ya no con la misma fuerza de antes, aunque persiste la tozudez y terquedad de quienes no pueden adaptarse a vivir en democracia y con reglas de convivencia claras y justas.
Esto demuestra a las claras que hay sectores políticos que siguen añorando el viejo tiempo del clientelismo político, el “pyraguereato”, el abuso de poder y la intolerancia. Ese sector, que en las elecciones del 2013 tuvo la cantidad de votos suficientes para meter un senador en el Congreso, es el mismo que pretende hoy que ese senador, Mario Abdo Benítez, se convierta en el próximo presidente de la República.
El stronismo planea volver al poder de la mano de Marito, el heredero claro de la dictadura, “honor” este que no tuvo ni siquiera el nieto del dictador, a quien no le bastó ponerse el nombre de su abuelo, “Alfredo Stroessner”, para convertirse en la opción de los retardatarios. Parece ser que no tenía “uñas de guitarrero”, por lo menos no las suficientes para reeditar el viejo sistema.
Pero todo parece indicar que Marito sí respondió a las expectativas. Y si nos basamos en su forma de hacer campaña proselitista, eso resulta más que notable. Todo su accionar en estos meses previos a las internas estuvo basado en la agresión, el ataque y la amenaza, elementos que conoce muy bien porque son los que utilizaba el régimen del que su padre fue secretario privado.
El stronismo sigue vivo; medio tapado pero vivo, y pretende tener la fuerza suficiente para volver al poder. Por suerte, lo que ya no tiene es mayoría, así que deberá seguir subsistiendo con lo que tiene, una pequeña cantidad de adeptos y unas cuantas bombas que explotar el 3 de noviembre de cada año.
