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Casi un mes deberá aguardarse antes de saber si la fiscala Irma Llano imputa al presidente de Diputados, el abdista Miguel Cuevas, por enriquecimiento ilícito y lesión de confianza, ya que la agente del Ministerio Público muestra una poco acostumbrada puntillosidad en el caso. Primero quiere tasación final de las propiedades del legislador, además de las que están a nombre de su hijo, datos de sus movimientos financieros y, recién después, si no llueve, sabremos su decisión.
ASUNCIÓN.- En septiembre del año pasado, la Unidad de Delitos Económicos del Ministerio Público comunicó el inicio de las investigaciones en contra de Cuevas, por enriquecimiento ilícito y lesión de confianza. En ese momento la agente encargada era Josefina Aghemo, a quien tanto el abdista como su esposa intentaron de todas las maneras recusar, presuntamente por falta de objetividad.
Al comienzo no lo consiguieron porque la fiscala general, Sandra Quiñónez, confirmó a Aghemo como responsable de la investigación. Después de varios meses de poca información sobre el tema, cuando la acción se trasladó a la cámara, en donde un grupo de diputados intentó declarar la pérdida de confianza hacia la gestión de Cuevas, ahora apareció Llano como la responsable de la investigación, por lo menos en el caso de los varios allanamientos a las propiedades del añetete.
Ya el año pasado Aghemo había manifestado su intención de imputar a Cuevas, que es cuando empezó la chicaneada para evitar que esto ocurriera, y, aunque fue ratificada varias veces al frente de las investigaciones, sigue sin hacerlo.
Sin embargo, Llano no tiene ninguna prisa en imputarlo, puesto que anunció, luego de los allanamientos, que aguardará la conclusión de la tasación final de 8 inmuebles que tiene el diputado en Paraguarí, que tendrá recién el viernes 31 de mayo. Y luego, el 7 de junio, accederá al resultado de la pericia de 4 fincas más que están a nombre de Enzo Cuevas, hijo del investigado.
Cuando todo eso ocurra, el equipo de investigadores hará el cruzamiento de datos y pericias de las tasaciones, para compararlos con la declaración jurada presentada por Cuevas ante la Contraloría y la Subsecretaría de Tributación. Posteriormente, se comprobarán los datos de los movimientos financieros y allí recién la fiscala Llano podrá saber si es que el abdista cometió los delitos de enriquecimiento ilícito, lesión de confianza y lavado de dinero.
Así que deberemos armarnos de mucha paciencia, y todo parece indicar que esta imputación no llegará antes de que Cuevas termine su mandato y entregue la Presidencia de la cámara, el 30 de junio próximo.
LOS DELITOS INVESTIGADOS
Las primeras denuncias en contra de Miguel Cuevas vinieron desde el departamento en el que había sido gobernador hasta su renuncia el año pasado, para postularse a diputado por Colorado Añetete.
La fiscala Josefina Aghemo empezó la investigación según una denuncia de que durante su mandato al frente de la gobernación, se había producido un faltante de 1.200 millones de guaraníes. Sin embargo, pronto salió a la luz que había transferido propiedades a nombre de su esposa e hijos, por lo que la investigación se amplió, incluyendo a toda su familia, incluido su hermano Cirilo, quien había experimentado un gran crecimiento económico en muy poco tiempo.
De acuerdo a las denuncias, realizadas por el concejal departamental Ezequiel Cáceres, el enriquecimiento de la familia fue meteórico y se comenta en Paraguarí que su hijo ganó su primer millón de dólares negociando la merienda escolar para niños de escasos recursos.
El senador cartista Juan Darío Monges había denunciado varias veces también a Cuevas, asegurando que su tendencia al delito demuestra que es un “ladrón consuetudinario”. Y algo de razón debe haber tenido ya que casi al asumir como presidente de Diputados ya fue denunciado por sus colegas por haber llenado la cámara de recomendados, a quienes, además, a inicios de este año les dio un gran aumento salarial, sacando beneficios a los funcionarios permanentes.
En sus inicios, el abdista era un humilde zapatero hasta que tuvo la inteligencia de empezar a activar en política. A quien quiera escucharle, le dice que toda su fortuna la consiguió cuando era administrador del Puerto de Paranaguá. Sin embargo, ante la evidencia de que su sueldo era solo de 4.600.000 guaraníes, esto más bien parece una confesión de la comisión de varios delitos.
