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ASUNCIÓN.- Sergio Lima dos Santos, el supuesto sicario que acabó con la vida de Jorge Rafaat, es el testigo clave en el caso y el único que puede echar luz al crimen, ya que no existen otros sospechosos detenidos. Sin embargo, la Fiscalía y la Policía pusieron su vida en una bandeja. El atentado del miércoles es uno de los más grandes de la historia del país, superado apenas por el ataque que le costó la vida al exdictador nicaragüense Anastasio Somoza Debayle, por lo que no hay lugar para errores.
El presunto matón fue llevado al centro asistencial por personas extrañas que ni siquiera están siendo investigados por la Policía.
Dos Santos recibió atención médica en el Sanatorio Privado Viva Vida, pero ya llegó con venda, suturas y suero. La versión es que la propia Fiscalía y Policías permitieron que el principal testigo sea llevado por civiles, poniendo así su vida en riesgo.
El director médico del sanatorio privado, David Peña, relató que el paciente fue recibido en urgencias del nosocomio.”El día 15, siendo las 23.30 aproximadamente, ingresa un paciente de sexo masculino con antecedentes de herida de arma de fuego. Se constató una lesión al nivel cervical lado derecho y afectación de toda la mandíbula inferior. Se realizaron medidas de primeros auxilios. El paciente estaba descompensado”, refirió.
Las primeras investigaciones señalan que el supuesto sicario fue llevado al hospital por una persona a bordo de un automóvil blanco. El mismo sería un abogado. El hecho fue captado por las cámaras del nosocomio, sin embargo, llamativamente la Fiscalía aún no pidió las imágenes que serían de suma importancia.
El abogado que dejó a Dos Santos en el sanatorio pagó G. 1.200.000 por los medicamentos utilizados y luego volvió para pedir una cama de terapia, ya que éste fue llevado al Hospital Regional por no haber camas disponibles.
Se trata de los hermanos abogados Juan Carlos Quiñónez Díaz (34) y Calixto Quiñónez Díaz (41), este último con antecedentes por narcotráfico en Brasil. Además, son investigados desde ayer como posibles elementos de la red criminal que mató al capo mafioso Jorge Rafaat Toumani (56).
El detenido fue trasladado hasta Asunción en una ambulancia del sanatorio Viva Vida. Los conductores señalan que la orden fue de llevarlo hasta Emergencias Médicas, pero por el camino pidieron que lo lleven hasta el Sanatorio La Cosa o el Migone; finalmente lo llevaron hasta el Metropolitano. Para el transporte, el mismo abogado pagó más de G. 5.000.000.
El director de Apoyo Técnico de la Policía, comisario general Bartolomé Báez López, dijo que los abogados alegaron razones humanitarias para auxiliar al matón, quien sigue internado en el Metropolitano con una seguridad insuficiente, teniendo en cuenta los antecedentes y las potentes armas que manejan los criminales involucrados en el atentado.
Los abogados Quiñónez son los mismos que se presentaron como defensores de los dos supuestos albañiles, Nilson Acosta Pérez e Isabelino Martínez Martínez, capturados en la obra en construcción donde fue escondida la camioneta de los sicarios, tras el homicidio.
