PARÍS.- Francia conmemoró este lunes con sobriedad el segundo aniversario de los atentados yihadistas del 13 de noviembre (13-N) de 2015, los peores de la historia del país, y recordó a sus 130 víctimas mortales cuando la amenaza interna sigue elevada, a pesar de haberse abandonado ya el estado de emergencia.
El Estadio de Francia, en Saint-Denis (en los aledaños de París), donde comenzó la trágica noche en los preámbulos de un partido de fútbol entre Francia y Alemania, y la sala parisina de Bataclan, punto final de una cadena de ataques que registró a 90 de los muertos, abrieron y cerraron el homenaje encabezado por el presidente, Emmanuel Macron.
El Petit Cambodge, la Bonne Bière, el Comptoir Voltaire y la Belle Équipe, donde el llamado comando de las terrazas también dejó su reguero de sangre, fueron otros de los puntos en los que se leyó el nombre de los fallecidos; se depositó una corona de flores; y se guardó un minuto de silencio.
Es la primera vez que Macron, preside este acto desde su llegada al cargo en mayo y la última en la que la ceremonia contará como máximo representante con el jefe de Estado.
Y como el año pasado, las medidas de seguridad fueron excepcionales. Los accesos a la sala Bataclan quedaron cortados a primera hora de la mañana, y solo las autoridades y los familiares invitados, 654 en esta ocasión, pudieron situarse en primera fila.
No faltaron, no obstante, vecinos y curiosos en las inmediaciones, muchos de los cuales siguen teniendo muy viva una noche que paralizó a Francia.