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Un mes después del inicio del movimiento, los “chalecos amarillos” volvieron a tomar las calles por quinto sábado consecutivo, en un contexto de tensión pese a las concesiones y los llamados a la calma del presidente francés, Emmanuel Macron. Durante las movilizaciones hubo corridas y la Policía lanzó gases lacrimógenos, y se registraron alrededor de 150 detenidos.
PARÍS.- El movimiento de los “chalecos amarillos” surgió sin líderes ni voceros hace un mes, apoyado en las redes sociales (principalmente Facebook), con un fuerte mensaje contra el aumento del costo de vida en Francia y pidiendo la renuncia del presidente Emmanuel Macron, quien la semana pasada accedió a hacer concesiones y llamados a la calma.
En todo el país ayer se desplegaron 69.000 efectivos, unos 20.000 menos que el sábado anterior, cuando protagonizaron la protesta alrededor de 126.000 personas y se produjo un récord de casi 2.000 arrestos, más de 320 heridos y daños y enfrentamientos en varias ciudades, como París, Burdeos y Toulouse (suroeste).
Ya bien temprano en la víspera, en controles preventivos se demoró a una treintena de personas en la gran región parisina. A la misma hora hace una semana los detenidos eran 300. Finalmente, este sábado fueron detenidos alrededor de 150 ciudadanos.
La delegación de Gobierno del Norte indicó que ayer se registró la séptima víctima mortal, quien era un conductor que chocó en Erquelinnes, municipio fronterizo belga, contra un camión que había sido bloqueado por una barricada de manifestantes.
En la capital no abrieron el Arco del Triunfo, el Panteón, la Santa Capilla, las torres de Notre-Dame, el Museo de la Conserjería, la Capilla Expiatoria o el Palacio Real y sus jardines, dependientes del Centro de Monumentos Nacionales.
También cerraron el Petit Palais, ubicado en los aledaños de los Campos Elíseos, epicentro de las protestas, al igual que el Museo de Arte Moderno y el Cernuschi, dedicado a las artes asiáticas.
El grupo del lujo Kering anunció que sus tiendas parisinas, que incluyen establecimientos de marcas como Gucci, Saint Laurent, Bottega Veneta, Balenciaga o Alexander McQueen, no levantarían sus persianas.
Instituciones que el sábado pasado optaron por cerrar, ayer sí mostraron actividad: por ejemplo, la Torre Eiffel, el Museo del Louvre, la Ópera de Bastilla y la de Garnier, el Museo del Hombre o los grandes almacenes Printemps, Lafayette o BHV.
El prefecto de policía de París, Michel Delpuech, explicó que el dispositivo de seguridad estuvo compuesto en la capital de unos 8.000 agentes de las fuerzas del orden, apoyados por camiones hidrantes e incluso blindados de la Gendarmería para desmontar barricadas.
Ese 8 de diciembre los 89.000 policías y gendarmes desplegados no impidieron que se repitieran las escenas de guerrilla urbana en París y en diversas ciudades, aunque con menos heridos.
Policía de París dice que la marcha pierde fuerza
PARÍS.- La subida de 100 euros del salario mínimo y el resto de medidas anunciadas hace unos días por el presidente Emmanuel Macron, lograron calmar un poco las pretensiones de los chalecos amarillos. Si hace una semana 126.000 personas salieron a la calle en todo el país, ayer, quinto sábado consecutivo de protestas, los manifestantes se han quedado en unos 66.000, según el recuento oficial.
De las 230 acciones de movilizaciones convocadas, la de París, con unas 150 detenciones, ha sido la más controlada por la policía, con 8.000 agentes desplegados. Los hechos violentos de las últimas semanas han quedado reducidos a pequeñas escaramuzas con las fuerzas de seguridad en ciudades como la capital, Burdeos o Nantes.
De acuerdo al último recuento del Ministerio del Interior, hace una semana 126.000 ciudadanos salieron a la calle, pero este sábado esa cifra se redujo a unos 66.000.
“Es una movilización más débil” y “con menos agitadores”, según la vocera Johanna Primevert.
