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ASUNCIÓN.- El Frente Guasu enfrenta una de sus encrucijadas más duras. Ya eliminada la posibilidad de que Fernando Lugo pueda postularse a la reelección, el conglomerado de izquierda se encuentra ante la dura realidad de que no tienen nadie que tome la posta. Absorbidos por el liderazgo del exobispo, olvidaron hacer crecer otras figuras que pudieran hacer el relevo.
Lo que demuestra el caso de Lugo es que en Paraguay, los liderazgos surgen por generación espontánea. No hay planificación, ni preparación de ninguna clase para que las nuevas camadas de jóvenes que eligen la actividad política puedan llegar a estar preparados para aglutinar a la gente en torno a un proyecto o una idea. Aquí lo que vale es la figura, el arrastre, y nada más.
Para colmo, los que llegan a disfrutar de ese liderazgo que tanto seduce al que lo tiene y al que lo siente cerca, se olvidan de preparar a las nuevas generaciones para que alguno pudiera tomar la posta. Acumulan en sí mismos tanto poder y prerrogativas, que cuando alguna circunstancia los saca del juego, quienes hasta entonces los apoyaban y se sentían ganadores pegados a su saco se golpean con la realidad de que no tienen nadie para sustituirlos.
Esto pasó con Frente Guasu y toda la oposición paraguaya en cuanto a la figura de Lugo. Aunque los sectores antienmienda repudiaron la posibilidad de que el actual senador pudiera volver a postularse a través de la enmienda, lo cierto es que si se lograba introducir la reelección, la mayoría de los sectores anticolorados se hubieran aglutinado detrás de su figura, con el convencimiento de que nadie como él podría competir con chances con la ANR.
Así que el FG tampoco sabe para dónde disparar. Lo mismo ocurre con los otros sectores, que se revuelven molestos porque la única posibilidad que tienen es la candidatura de Efraín Alegre, quien no gana ni un torneo de barrio.
Según la senadora Esperanza Martínez, una de las posibles candidatas a suceder a Lugo en la candidatura a la Presidencia de la República, el FG sigue buscando una figura que pueda aglutinar a las fuerzas de oposición, pero la cosa no está fácil y ella misma lo reconoce. Habría que ver si la oposición aprende la lección y empieza a capacitar a quienes podrían liderar procesos en el futuro. Por de pronto, todo indica que para el 2018 ya no hay mucho por hacer.
