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Galaverna no aprendió nada

Tras la inesperada victoria que lograron en las urnas el domingo pasado, los “Añetete” se comportaron, casi todos ellos, de la manera esperada. Nada de agravios ni menoscabos,  porque les espera una campaña conjunta con su ocasional adversario, para poder enfrentar con chances a la oposición que irá totalmente aliada para intentar hacerse con el poder por el próximo periodo constitucional.

Y falta muy poco tiempo. Apenas cuatro meses de campaña, para que sea la hora de la definición, esta vez la finalísima, para definir el campeonato, por utilizar términos peloteros.

Encabezados por el mismo “Marito”, todos hablaron de la necesaria unidad, de ir abrazados en adelante, ya que todos serán Lista 1, Partido Colorado,  de modo a lograr el ansiado “Abrazo Republicano”, que si se logra, prácticamente asegura la victoria en las justas nacionales.

Pero nunca falta un  buey corneta. Alguien que meta la pata. Que vaya a contramano del interés de todos.

Juan Carlos “Calé” Galaverna.

Con  buen tino “Marito” y los suyos lo escondieron durante toda la campaña electoral, se trata de un espantavotos de primera, por lo que resultaba mejor mantenerlo dentro del placard.

Pero el hombre apenas enterado de la noticia de la victoria, no pudo mantenerse callado, el rebuzno para él, era esencial. El mismo domingo a la noche subió a las redes un video donde se ufanaba de haber derrotado “a la maldad, la soberbia, al anticoloradismo”.

Siguió luego con su “discurso conciliador” manifestando que “La lucha ha sido dura. Sobrellevamos meses de persecuciones, de intentos de soborno, de chantajes, y extorsiones frustradas porque nos plantamos; esos días de resistencia ante el asalto de la Constitución en búsqueda de la enmienda, y tantas otras jornadas difíciles, las sobrellevamos con templanza, serenidad, coraje, dignidad”.

Agregó otra sarta de graves acusaciones y concluyó con una ofensa personal hacia Santiago Peña: “Nos salvamos en esta gesta cívica de un proyecto diabólico, con un instrumento cínico, irresponsable, caradura, vendido, conocido como Peñita. Le deseo a Peñita lo mejor, ojalá que supere el cinismo y se convierta en un ciudadano de bien”, dijo.

Otro de los agravios con los que  llenó su hedionda bocota fue el calificativo de “tramposos” que escupió a sus ocasionales adversarios.

Nada más inmerecido sobre todo a la vista del resultado de las elecciones que fueron las más limpias y transparentes de la historia cercana de nuestro país. Y encima ganó su candidato, sin que nadie lo cuestione, otro que había vivido paranoico denunciando el fraude que se avecinaba.

Lo dicho “Calé” viaja ya a contramano de la historia, rumbo al cementerio de los elefantes, tras dejar en la sociedad “huellas” que serán recordadas por mucho tiempo como un paradigma de lo que no debe ser un político.

Con su discurso, propio de resentidos, no de dirigentes políticos,
“Calé” le disputa palmo a palmo a Nicanor el merecido título de “Mariscal de la Derrota”, pues su único resultado no puede ser otro más que la llanura.

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