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Ganó el gobierno

Esa es la realidad. Todo fue un gran sainete. Con politiquería digitada por los cerebros perversos de la dirigencia del Frente Guasu. ¿Qué consiguieron los campesinos, que lo festejaron con bombos y platillos y “ye ka-ú” generalizado?. Nada. Nada que ya no tenían. Por lo menos el 90 % de sus “conquistas” ya les habían sido concedidas por el gobierno. El resto de las mismas, no había tampoco problema. En media hora de reunión, sin tanta alharaca, se habrían concretado.

El gobierno siempre puso sobre la mesa el tema de la refinanciación de las deudas. Con todos los “ingredientes”, de plazos, de quita, de estudios, caso por caso y ver la forma de hacer el borrón y cuenta nueva, incluso con el sector privado.

Pero nada de eso les importó. Estamos hablando ya del año pasado, cuando se empezó a plantear el famoso tema de la “condonación”.  Desde el principio se les dejó bien en claro que eso no era posible, lo otro sí. Y es justamente a lo que se arribó luego de la movilización que no pasó a la historia como dicen los campesinos por las “conquistas” y la “lucha de 23 días” y la “solidaridad ciudadana”, etc, sino por lo estéril, ridícula, innecesaria, por lo improductiva y por la tremenda carga de molestias para la ciudadanía que quería trabajar en paz y a la que virtualmente no le importaban los motivos de tanto desmadre como dicen los españoles. Por eso esta marcha va a pasar a la historia.  Por lo inconsciente, por la manipulación tremenda de tanta pobre gente arreada con la promesa de una quimera incumplible, porque todo supuraba politiquería, escondida al principio, pero que asomó su feo rostro, con todo, al final de los acontecimientos.

Los “asesores técnicos” del Senado, liderados por el tenebroso Sixto Pereira, eran quienes dictaban las órdenes y marcaban la hoja de ruta del día. Detrás del telón, la figura del malnacido Fernando Lugo, quien advino a la política solamente para satisfacer sus lascivos instintos.

El gobierno salió ganando por otro motivo fundamental. No pisó el palito, la pólvora preparada para que estalle la bomba en las calles. Y se genere el tan ansiado caos, con fotos de represión recorriendo el mundo, dada la estolidez habitual de la prensa empresarial que no ve más allá de la punta de sus narices. Bien le hubiera sentado a cierto propietario que violentaran los supermercados “a sacar comida”, como amenazó uno de los dirigentes.

Se habría estropeado bastante toda la imagen internacional que tan trabajosamente el gobierno está reconstruyendo luego del desastre en que la dejaron.

No pasó nada de eso. Gracias a Dios, el país puede seguir captando inversiones y radicando a empresas extranjeras, sin que se cumplieran los designios de los mandamases del FG.

¿El Día Después?. Que pasará de ahora en adelante. Primero que nada, el gobierno debe mejorar su sistema de comunicación e informaciones públicas no solamente durante la crisis, sino cuando la misma se está gestando especialmente. ¿Por qué la ciudadanía no sabe la enorme cantidad de progresos, respecto de los anteriores gobiernos, que se han hecho en materia de apoyo al quehacer campesino?. Se les gana por goleada. Pero los números que cantan están escondidos. Insólito. Esa imagen negra de que se trabaja solamente para los ricos es terrible. Debe ser combatida frontalmente con políticas comunicacionales exhaustivas, al más alto nivel, que utilicen todos los recursos disponibles en materia de medios y adelantos tecnológicos. Pero no se hace. Ya lo hemos advertido. Se incorpora a gente que “vende buzones”, pero que no está para esta lucha.

Ahora, los dirigentes campesinos del FG dirán a los cuatro vientos que triunfaron, que doblegaron al gobierno, en la resistencia más larga de la historia del país y toda la jarana.  Eso tiene que ser despedazado con números, con la verdad simplemente, de otro modo brotarán manifestaciones ridículas como las que nos ocupa, en cada esquina del centro de la capital.

El gobierno debe consolidar de esta forma su victoria. No consiguieron nada, lo reiteramos, que no lo pudieran haber hecho, hablando bien y en una sola sesión de trabajo.

Que lo ganado no se convierta en derrota comunicacional por culpa de la inopia y falta de fibra de los responsables de la misma.

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