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¿Gobierno para los ricos?

Este, sin dudar, debe ser el Gobierno, posiblemente en toda la historia de la República, que más está haciendo por bajar los acuciantes números de la pobreza rural y urbana que aqueja a cientos de miles de compatriotas.

Pero increíblemente y contra toda lógica, tiene sobre sí la leyenda negra de que se trata de un Gobierno que no hace nada por los pobres.  Y  quienes van más allá sostienen incluso que es un Gobierno exclusivamente para los ricos.

Así de contradictorio. Así de injusto. Así de bien trabajan quienes permanentemente ponen palos a la rueda de las buenas obras.

Por eso quizás la enjundia en el discurso del Presidente ante el Parlamento. Decidido a seguir en la brecha pese a la incomprensión, inducida por cierto y su férrea determinación de seguir adelante, pese a todos los pesares.

El Jefe de Estado sentó firmemente su posición al respecto. Tan firme, que es consciente de que quienes practican la “vieja política” estarán descontentos, porque no reciben más privilegios ni canonjías, como antes,  es que todo lo que hay se invierte en la gente, en mejorar su condición de vida.

Y quienes ponen mala cara al leer esto, solamente deberían ocupar un minuto de su tiempo en leer los números de antes y los ahora, de las inversiones en estos campos. Las diferencias son siderales, diez, veinte, treinta, cincuenta veces más que antes. Más dinero para educación, para salud, para infraestructura, para reducir la pobreza, para los damnificados, para los adultos mayores de la tercera edad,  para los pocos excombatientes que quedan, para los tomateros a quienes la helada les quemó las cosechas, etc, para todo el mundo…

Los números cantan y es posible desafiar a cualquiera con  ellos en la mano. Son irrebatibles. Por eso no extraña que cuando el senador Petta, habla de falacias, el titular del MOPC, lo desafíe a un debate, donde seguramente lo apabullará con números sacados de la estricta realidad. A propósito, llama la atención que un hombre como Petta, quien conoció en carne propia la maledicencia y la actividad frenética de quienes ponen palos a la rueda de la gestión,  asuma ahora actitudes que no condicen con su ejecutoria reciente. Una pena.

Pero la guinda de la torta a este respecto fue el intento de la disidencia, el Frente Guasu (¿cuándo no?) y la izquierda radical, de impedir la construcción de la nueva ciudad para los damnificados en el RC4.

Fue un stress. El Gobierno tuvo que empeñar sus mejores esfuerzos para que no le estropeen el proyecto. Menos mal que los diputados respondieron al llamado. Contra viento y marea la obra ya se está haciendo.

Y después volverán a decir que Cartes no beneficia a los pobres…

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