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Dos ingenieros charlaban en una reciente fiesta de fin de año, en uno de los múltiples encuentros que se realizan en estas épocas.
Llamó la atención de los presentes algo absolutamente inusual que se escuchó decir a uno de ellos.
-¿Cómo anda tu obra?, le preguntó el uno al otro.
-¿El edificio?, pidió aclaración el aludido.
Ante la respuesta afirmativa de su colega fue que se produjo la respuesta que nadie esperaba.
-Estoy atrasado porque no consigo albañiles.
El otro tomó la respuesta como algo normal y coincidió en que era difícil encontrar personal para las obras, desde hacía considerable tiempo.
Los que miraban “de afuera” el diálogo preguntaron entonces, tras salir de la sorpresa inicial, acerca de cuál sería la causa de tan extraña escasez, si la gente no quería trabajar más como albañil, por la mala paga, o si era por la inusual cantidad de obras que había en Asunción y en todo el Paraguay.
La respuesta fue que fundamentalmente era por el inusitado auge de la construcción desde que se inició el gobierno de HC cuando el rubro pegó un tremendo salto que se mantiene hasta el presente.
Para corroborar aún más este cuadro de situación se trasladó la consulta al titular del gremio de ingenieros, quien fue bastante explícito al respecto.
“Somos conscientes del gran crecimiento del sector, producto de la expansión generada desde la inversión del gobierno en obras de infraestructura, que alimentó los subproductos como la vivienda y edificios de altura en el sector privado”, sostuvo Amílcar Troche, presidente del Centro Paraguayo de Ingenieros (CPI).
Agregó que “la ingeniería en general y la construcción en particular estuvieron muy activas en estos últimos años de la mano de las grandes obras públicas encaradas por el gobierno y la respuesta positiva del sector privado”.
El BCP, por su parte, también hizo una valoración muy interesante de este ámbito de la actividad humana.
“La construcción y la industria manufacturera se constituyeron en grandes aportantes a la composición del Producto Interno Bruto (PIB) para este año e impulsarán un crecimiento del 4,5% para el 2018”, estimó la banca matriz.
Los buenos vientos que soplan para la construcción son evidentes. Y debe tenerse en cuenta que esta actividad es madre de industrias, porque moviliza a piseros, electricistas, fabricantes de materiales de construcción, de baños, de griferías, de caños, etc. Hasta a vendedoras de remedios yuyos para el tereré de los obreros.
No se debe perder el impulso dado por el gobierno. Los problemas de crecimiento que surjan por el camino deben ser encarados no solamente por el sector público, sino también por el privado.
Es demasiado bueno lo que se logró como para que no se ponga el hombro para sustentar el éxito alcanzado.