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Guaireños merecen respeto

Desde hace 5 meses, los habitantes del departamento del Guairá vienen soportando un manoseo grosero e innecesario, motivado por intereses políticos que nada tienen que ver con el bienestar ciudadano que merecen los pobladores de esta hermosa región del país.

A principios de marzo de este año se supo que el gobernador Rodolfo Friedman, apenas casado con la modelo Marly Figueredo, había presentado renuncia al cargo antes de viajar a su luna de miel. Algo habrá pasado en esos días; posiblemente la nueva señora manifestó su deseo de ser primera dama departamental y convenció a su marido de que diera marcha atrás y retirara su renuncia.

Quizás esto hubiera tenido más lógica y podría haber resuelto la cuestión sin mayores inconvenientes. Friedmann podía haberse arrepentido de su decisión, decirlo públicamente y retirado su renuncia. El problema es que lo que hizo fue negar que hubiera renunciado y asegurar que la nota y su firma habían sido falsificadas.

Lo que debió haber sido solamente un drama doméstico, interno de la Gobernación, se convirtió en un problema nacional, en donde el internismo colorado sentó sus reales y consiguió polarizar de tal manera la situación que hoy se ha llegado a límites absurdos y absolutamente irrespetuosos con la comunidad guaireña. Porque al comienzo, el tema no reflejaba un problema político. El entonces gobernador era colorado oficialista y su actitud lo único que demostraba era una suprema inmadurez, al renunciar con piolita.

Pero luego, cuando la disidencia de Colorado Añetete le convenció de que el cartismo estaba detrás de quienes ratificaban que la renuncia era auténtica, Friedmann se entregó en cuerpo y alma a los despropósitos de estas aves de rapiña, siempre ávidas de obtener sangre oficialista.

Y mientras ellos protagonizan los más bochornosos espectáculos, con sesiones de la Junta Departamental en la calle o una Gobernación paralela, la ciudadanía guaireña, heredera de una rica historia en las artes y en el acontecer nacional, debe permanecer impotente, viendo como su hermosa tierra es desgarrada por chacales de toda laya. Porque esto, que pasó a ser un problema interno colorado, se amplió a otros sectores cuando, de manera descarada, el presidente del PLRA, Efraín Alegre, tomó intervención en el asunto.

Son 5 meses de desgobierno y circo en el departamento del Guairá. Esto no puede seguir mucho más porque la ciudadanía de la región no se merece seguir expuesta al ridículo y a la vergüenza de ver a su clase política “más granada” comportarse de manera tan vergonzosa.

La única que puede dar un corte definitivo a todo es la Justicia. La Corte Suprema de Justicia, cuyos fallos son inapelables, es la que debe sentar una postura clara y contundente sobre lo que allí ocurre. Así le devuelva o no a Friedman la Gobernación, su decisión deberá ser acatada por todos, so pena de que quienes no lo hicieran pudieran ser atacados por inconstitucionales. Pero ya es hora de que esto ocurra, por la gente de Guairá, que merece respeto.

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