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Guerra a los pobres y no a la pobreza

El sector opositor del Senado, compuesto por disidentes colorados, la Multibancada y algún que otro liberal, ha decidido declarar la guerra a los paraguayos que deben pelear día a día por sobrevivir en un país que siempre ha sido hostil con ellos y complaciente con los ciudadanos de primera.

Mientras el gobierno se empecina en demostrar sus serias intenciones de luchar contra la pobreza y vencerla, esta gente pretende luchar contra los pobres, robándoles los pocos beneficios que tienen, burlándose del Ejecutivo y sus reducciones de combustible y pasaje del transporte público, desenmascarándose abiertamente y demostrando que lo único que le interesa es hacer cada vez más buenos negocios, sin perder un segundo de tiempo en preocuparse por la ciudadanía y sus necesidades.

Lo que llama la atención es que los senadores de esta vergonzosa alianza entre izquierdistas y quienes fueron sus torturadores durante la dictadura, es que muchos de ellos siguen teniendo aspiraciones políticas, no solo porque el poder es un vicio, sino porque han descubierto que los buenos negocios siguen abundando en demasía.

Y decimos que llama la atención porque no sabemos a qué electorado piensan convencer al actuar tan abiertamente contra el pueblo y rechazar cualquier medida del Ejecutivo que pudiera beneficiar a los sectores más desprotegidos.

Ahora resulta que cualquier acción positiva del gobierno es simple populismo, destinado a que la figura de Cartes resulte beneficiada. No hay nada más lógico que cualquier acción positiva que proceda de un gobierno determinado beneficie al presidente, aquí y en Tanganika. De allí a acusar al jefe de Estado de ser populista por preocuparse por cumplir la promesa, hecha tantas veces, de luchar frontalmente contra la pobreza con acciones concretas, es pasarse bastante.

Desirée Masi y sus paquitos se burlaron porque el precio del pasaje se redujo en 100 guaraníes, al igual que muchos memes que inundaron las redes sociales detallando lo poco o nada que se podría comprar con el dinero ahorrado. Pensar que ese es el reflejo de la mayoría de la ciudadanía es absurdo puesto que quienes viven en una familia de 4 personas, en donde todos deben viajar en colectivo 2 o más veces al día, de seguro no reciben el sueldo millonario de los senadores y, lo más probable, es que ni siquiera tengan acceso a internet.

Esa gente es la realmente beneficiada con esta medida, así como los que lo serán con la reducción del precio del combustible no son los manguruyuses que tienen 4×4 lujosas sino esos trabajadores de clase media que luego de mucho esfuerzo pudieron retirar un chileré de alguna playa y a veces deben contar monedas para no quedar sin nafta en mitad de la nada.

Esa es la gente a la que benefician estas reducciones de precio del pasaje y el combustible, a los que realmente van dirigidas estas medidas nada populistas sino populares. La misma gente a la que dice defender el sector capitaneado por la Masi, que, sin embargo, se burla de que pueda mejorar su situación por acciones que, no solamente ellos no impulsaron, sino que intentaron frenar.

La izquierda paraguaya y sus cómplices de la disidencia colorada son una mancha vergonzosa en el actual Parlamento nacional, por su incoherencia y su falta absoluta de solidaridad con la gente a la que dicen representar.

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