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Haciendo el ridículo

Por: José Rojas.
Por: José Rojas.

Cuando Mario Abdo Benítez (h) se animó a ingresar al ruedo político pintaba adecuado a estos tiempos, sabia renovada. Chico bien, de rancia estirpe colorada (pese al origen de su padre, porque no fue republicano), bien educado en buenas escuelas y un discurso que aparentaba intentar alejarse de al currículum político que adornaba al padre (aunque jamás repudió públicamente aquel pasado que le permitió a él, a Marito, no pase necesidades).

Pero no tardó en mostrar la hilacha y hoy y ante las evidencias –nacionales e internacionales- está haciendo el ridículo. Nada peor para un dirigente político que oponerse por oponerse. Desirée Masi, su compañera de ruta al menos tiene un motivo, tratar de evitar visitas de domingo en Tacumbú.

Vaya que es generoso mi país. Puedo entender que cuando uno queda fuera de un proyecto político –porque Marito estuvo de la mano de Cartes- comienza a despotricar contra ese proyecto; es hasta aceptable que funde su propio movimiento sobre el que impulse sus ideas, contrarias a su hoy oponente, pero estimo que estas deberían ser coherentes, realistas, aplicables y sobre todo razonables. Y rendirse ante las evidencias. Eso es ser demócrata, saber aceptar una derrota y comenzar de nuevo.

Intentar oponerse a la enmienda hasta podría ingresar al escenario del debate, abierto, con juicios de valor democráticos. Lo que no se entiende es porque afrontar a la emisión de bonos cuando se han cumplido todos los pasos constitucionales y legales, todos ellos refrendados por la Corte Suprema de Justicia. Caer en el ridículo de desatar una guerra contra dos poderes del Estado, además de ilegal.

¿Por qué intentar destruir un proyecto económico?, ¿por qué intentar vociferar más allá de nuestras fronteras una realidad ficticia?,  ¿por qué intentar una aventura cuyo primer resultado será arrastrar a sus mentores? Paraguay no está mal como Marito pretende exponer, o a lo mejor no está como él pretende, a sus pies.

El mercado mexicano quiere arroz de producción paraguaya, el mercado de la carne sigue en aumento, Brasil está interesado en trasladar su competitiva industria automotriz, cuatro compañías de gran porte preparan sus maletas para radicarse en el país y aunque una sola estas empresas decida venir ya será un gran triunfo de la confianza que se ganó este pequeño país que hasta hace poco se lo conocía como aguantadero de criminales nazis, protegidos por el asesino Stroessner. Marito sabe de qué y de quien estoy hablando y es será estúpido decir que no sabía lo que pasaba en su país porque estaba fuera en todo ese tiempo.

La maquila en un solo mes -febrero pasado- exportó más de 6 millones de dólares y va por más. Los organismos multilaterales coinciden en un crecimiento macro que jamás registró la economía nacional; casi todos proyectan 3.8% y una última revisión del Banco Central de Paraguay estima superar el 4%.

Hay más Marito, El BVVA Research destacó en un informe de proyección de crecimiento que durante 2017 estarán asentadas en mayores niveles de inversión pública y privada en obras de infraestructura. Y acá ingresa fuerte Marito, con las taquillas levantadas, diría que hasta con rabia por no ser él partícipe de estos índices, porque quedó fuera porque le atacó el síndrome Lino O, el de querer hacerlo todo de una sola vez; nacer, crecer y mandar en un solo día, y eso materialmente es imposible. Ni el alter ego de su padre, el dictador pudo hacerlo.

Las evidencias están a la vista, es cuestión de dejar de lado por unos instantes el papel de opositor por opositor y tomarse un tiempo para revisar los números y los análisis de los especialistas y encontrará elementos insostenibles y/o incuestionables.

No hacerlo es negarse a razonar y dejar en evidencia que el plan es oponerse sin saber a ciencia cierta porque hacerlo y repetir una y otra vez que Cartes hipoteca el futuro del país es sinónimo a hacer el ridículo. Y más peligroso aun es hacerlo frente a los medios cuya línea editorial busca, no precisamente proteger la cosa pública, sino su negocio con el Estado. Marito solo quiere la destrucción de Paraguay, volver a la obscura época en la que la voluntad del dictador se perpetraba de la mano de su secretario privado.

En un hipotético e improbable futuro Marito llegará al Palacio de López, lo primero que buscará es dinero fuera del país, porque sus cifras internas no cerrarán, ya sea para cubrir deudas o para invertir. De ocurrir aquello cerrará el círculo de la ridiculez.

Según el diccionario de la RAE, la palabra ridículo/la tiene al menos cinco acepciones:

  1. Que por su rareza o extravagancia produce risa. 2. Escaso, insuficiente 3. Absurdo, falto de lógica 4. Situación humillante que sufre una persona y provoca la risa y la burla de los demás. 5. Hacer el ridículo. En ridículo. Expuesto a la burla o al menosprecio de los demás.

¡Vaya coincidencia!

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