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Hasta cuando

Alguna gente me dice que parece que tengo algo personal en contra de Alberto Ramírez Zambonini y sus dos compinches del TSJE, por eso mi insistencia en escribir sobre ellos. Es cierto. Me hubiera gustado que fuera una causa nacional, pero a falta de eso, me conformo con emprender una campaña personal en contra de estos tres personajes que tienen un absoluto desparpajo a la hora de mostrar al mundo sus fechorías.

Sí. Ya sé que no son los únicos sinvergüenzas que ocupan altos cargos en este país, en donde la venalidad es valorada y la honradez despreciada por quienes tienen en sus manos elegir a los que deben cumplir un papel importante en el fortalecimiento de nuestras instituciones. Pero la desvergüenza de estos tres badulaques es tal, que siguen posando ante los medios con una caradurez digna de mejores destinos.

Dicen que hace unos días se reunieron en la oficina de Ramírez para brindar con champagne porque sus escándalos ya no figuran en primera plana de los diarios. Otros temas han ocupado su lugar. Para colmo, los tres fiscales que tienen causas en contra suya parecen tener cosas más importantes por lo que no pueden realizar ninguna diligencia en alguna de las causas en las que el trío de oro está investigado.

En el brindis participaron los dos escuderos del “gordo”, como llaman a Ramírez, Luis Alberto Mauro –pensar que fue mi primer jefe en el diario Noticias- y el renunciante que jamás renunció, Carlos María Ljubetic, dos tipos con trayectoria y alguna coherencia hace tiempo, que se vinieron a menos influenciados por el liberal, quien parece el rey Midas pero al revés, enloda todo lo que toca.

En fin. Estos sujetos hicieron lo que les vino en gana con el dinero que el Estado destina a la Justicia Electoral. Llenaron la institución de planilleros, dieron sueldos de asesores a choferes y guardias de seguridad, contrataron familias enteras, pagaron a sus empleadas domésticas con dinero público, cobraron millonarios viáticos sin haber hecho viajes de trabajo y hasta alentaron la creación de una financiera kañy en donde pusieron su plata y cobran intereses usureros. Y esto es lo que salió a la luz, estoy segura de que hay muchos otros entuertos que todavía no se conocen.

Y allí están. Firmes en sus cargos, a los que no piensan renunciar. Y en el Parlamento los legisladores nos toman del pelo diciendo primero que los van a enjuiciar y ahora que hay otras cosas más importantes. Y en el Ministerio Público, los fiscales haciéndose los ñembotavy totales. Es como si se hubiera armado una gran conspiración para seguir castigando a la ciudadanía con la presencia de estos (presuntos) delincuentes al frente de la Justicia Electoral.

Encima de todo, si queremos que sean separados del cargo, lo tenemos que lograr este año. Porque el próximo ya es época preelectoral y ellos volverán a tener gua’u protagonismo, organizando las internas primero y las generales de 2018 después. Pero casi estamos a mitad de año y nadie hace nada. No hay una sola persona, ni en el Parlamento ni en la Fiscalía, que tenga suficientes pelotas para librarnos de esta gentuza.

Claro que entre estos tipos y yo hay algo personal. Habrase visto tamaña caradurez!

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