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La exdisidencia, con el comportamiento de varios de sus integrantes, está cometiendo una grave falta de respeto al pueblo que habló a través del voto, que es la manera natural de trasmitir el poder del soberano a los electos para que sean legitimados como representantes. Este sector padece de una amnesia selectiva bastante peligrosa, porque omiten recordar que el aporte de HC para el triunfo de Marito en las elecciones fue decisivo y determinante; de no haber sido así, la victoria sería algo impensable.
ASUNCIÓN.- Dentro del espectro político existen dos momentos cruciales en que la exdisidencia fracasó, sin embargo, se desentienden de la situación de una forma concienzuda. Ellos han perdido la Presidencia de la Junta y en consecuencia no volvieron a pisar ni la vereda de la ANR; luego, también perdieron en la lista para el Senado, y ante esto, intentan impedir el juramento de quien posibilitó que varios de sus miembros, aunque hayan perdido, estén ahora aguardando la fecha para incorporarse a sus correspondientes curules.
El actual presidente, a quien le niegan su renuncia a pesar de sendos fallos judiciales y haberse cumplido con las formas establecidas, dio sobradas muestras de respeto a la voz del soberano. El más visible y que afecta a los exdisidentes, fue cuando el candidato de HC, Santi Peña, perdió frente a su circunstancial oponente, Marito. Prácticamente desde el reconocimiento de la derrota, todo el movimiento se puso a trabajar por la candidatura del hoy electo presidente de la República.
Durante toda la campaña política, los dos movimientos trabajaron como un solo cuerpo; sin embargo, quién podría imaginar que algunos de Añetete solo estaban utilizando la figura de HC para poder ganar, ya que por sí solos no podrían hacerlo, y luego desligarse del mismo, volviendo a un discurso hostil y hasta desconectado de los planteamientos legales. ¿Cómo pueden llamarse ahora “constitucionalistas” si ni siquiera aceptan la voluntad popular ni mucho menos las resoluciones judiciales?
Como bien lo dijo Cartes, por qué antes no dijeron: “no queremos estar en la lista con este señor”. Pues, no lo dijeron. Es más, se valieron de los votos conseguidos por HC, pero hasta el día después de la victoria, no había ningún impedimento para comer del plato de este señor. Y paradójicamente, una vez vencida la justa electoral, se les volvió a la memoria que deben sostener nuevamente la máscara de “constitucionalistas”.
Este tipo de comportamiento es ofensivo desde todo punto de vista, porque nadie podrá tener la garantía de que eligiendo a una persona, la misma podrá ocupar el cargo para el que fue electo. Es ofensivo al pueblo que votó por HC para ser Senador de la Nación, porque un grupito de gente intenta imponerse a la decisión de más de 766.841 personas que decidieron darle confianza a quien hoy le tratan de negar su juramento.
Los ex disidentes deben replantear de manera urgente este tipo de inconductas, porque son muy perjudiciales a la vigencia democrática y a las normas que rigen la relación entre el pueblo y sus decisiones. El pueblo solo habla a través del voto y si se le niega la decisión que tomaron a través del mismo, entonces, ¿cómo se puede sostener que las autoridades son “de la gente”?. Esto más bien es un asalto y una traición al soberano, cometido por un pequeño grupo de gente irrespetuosa y mezquina.
