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HC está preocupado

Rogamos al apreciable lector que sepa tolerar y analice seriamente con nosotros, por qué nuestro criterio es tan favorable al actual gobierno. Es que quienes frisamos los 50, hemos visto de todo en este bendito país. Gobiernos salvajemente dictatoriales, depredadores, asesinos como los sucesivos periodos del infame Alfredo Stroessner, por ejemplo. Ya en la era democrática hemos sufrido a otros gobernantes corruptos, pero sobre todo inútiles porque como dice la gente…que roben na…pero que hagan algo por lo menos.

En realidad, algunas cosas hicieron pero se quedaron a las puertas de las grandes transformaciones. Décadas y décadas perdidas luego del advenimiento de la democracia.  El gobierno populista de Fernando Lugo se dio de bruces contra la realidad, como todos los de la región que hicieron  papilla las economías de sus países, que ahora a duras penas están recuperándose. Así llegamos hasta el reciente gobierno del liberal Federico Franco que fue un desastre, por poco no llevó al país al abismo. Inauguró una época en que todo el mundo robó a manos llenas. ¡Pobre Estado Paraguayo! En realidad el Estado es una entelequia (palabreja que quiere decir cosa irreal). Habría que decir ¡pobre pueblo paraguayo! Tanto atraso, tanta miseria, tanta riqueza desperdiciada, tanta plata a los bolsillos de políticos inescrupulosos que llegaron a los cargos solamente para robar.

¡Qué diferente el gobierno actual! Primero que nada el Presidente. ABC puede cansarse de acusarlo de múltiples cosas, solamente porque le estropeó los negocios a Zuccolillo, pero no puede probarle un  solo hecho de corrupción que lo involucre personalmente, durante su Gobierno. Una de las pocas cosas reales que dijo “Cale” en su larga existencia de disparatero es que HC es un bicho raro. Es un rico po jerá, que quiere decir dadivoso, solidario, regalón, como quiera llamárselo. No necesita robar. ¡Qué distinto a otros ricos como “Don  Acero” o el inefable “Don  Antonio”!

¿A qué otro estamento de gobierno aparte de las pavadas de ABC, que no puede probar nada de lo que dice, se lo puede acusar de corrupción, de meter la mano en  la lata? ¿Algún ministro, quizás? ¡A nadie! y si hubo algo comprobado y no sancionado, que lo publique ABC que nosotros vamos a replicarlo también en nuestra portada, porque sería una noticia única.

Quien puede negar hoy día que el Estado es una vitrina. Está todo en las redes, los grandes sueldos de Yacyretá e Itaipú, que estaban bajo siete candados están ahí ahora para quien quiera verlos o denunciarlos dado el caso. La transparencia, lo dijo varias veces HC en su discurso del sábado, atraviesa transversalmente toda la gestión gubernamental. Y no es joda. Si hay denuncias se atienden y se castigan.

Los números de este Gobierno también son terribles. En el sentido de que dejan por el suelo, por el piso,  en evidencia, a los anteriores…  demuestran que cuando se hacen bien las cosas el país empieza a despegar aceleradamente.

¡En varios ámbitos lo que se hizo en cuatro años supera largamente lo que se hizo en 40 años de otros malos, malísimos gobiernos!

Entes terriblemente deficitarios como la INC y Petropar fueron recuperados y hoy son  ¡superavitarios! Dígannos si era posible creer esto  cuando transcurrían los gobiernos anteriores donde se acumulaban gigantescos déficits al tiempo que crecían fabulosamente, en millones de dólares, con esto quedó comprobado, la fortuna de los presidentes de turno. ¡Bárbaro!  Merecerían estar requete presos. Pero ahí están conspirando contra  un régimen que se ocupó casi exclusivamente de ir para adelante, perdonándoles la vida.

HC se detuvo ahora en las postrimerías de su Gobierno a mirar lo hecho. Y encontró que era bueno. Y que habría que continuarlo. No por él, sino por el país, como lo dejó en claro cientos de veces. Y no está seguro de ello. Las malas señales empezaron cuando ABC y el insignificante Efraín Alegre (que tiene que armar escándalos para hacerse notar) le cerraron el camino a la reelección, para que prosiga su obra.

El Presidente está preocupado. Y está tomando medidas. Nominó a un joven, técnico, no contaminado con la vieja política, para relevarlo.

Pero dependerá del pueblo. De esas grandes mayorías que ven con satisfacción lo mucho que se ha hecho, pero que permanecen silenciosas.

¿Se lo extrañará a Cartes cuando concluya su gobierno? Creemos que no. Pero solamente si la ciudadanía hace bien los deberes a la hora de votar.

De lo contrario…

Repetiremos la historia. Y seguiremos hundidos como nación en el atraso y la miseria.

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