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ASUNCIÓN.- Varios operadores del movimiento Añetete “convirtieron” sus hijas, de la noche a la mañana, en “diplomáticas”, para ser nombradas en los consulados paraguayos en varios países. Por ejemplo, Leila Zahira Afara Argüello, hija del senador Juan Afara, en el Consulado General de Miami; Carolina D`Ecclesiis Ferreira, hija del diputado Freddy D`Ecclesiis, en el Consulado General de Paraguay en Río de Janeiro.
“Aguante narqui”, fue la expresión de Graciela Gómez, una trabajadora inmobiliaria, al compartir la resolución de la Cancillería Nacional sobre las designaciones en puestos diplomáticos, en la que aparecen hijas de operadores políticos, de Añatete, las que seguramente ni idea tienen de las actividades que desempeñarán en las sedes diplomáticas.
Un Consulado está para proteger los intereses del país y de sus ciudadanos en un Estado extranjero. Pero no solamente Belinda y Carolina fueron designadas como funcionarias diplomáticas.
También, Belinda Noelia Gómez Cattebeke, hija del otrora recalcitrante stronista, Octavio Manuel Gómez, fue designada cónsul de Paraguay en Clorinda. La sigue Diana Arréllaga, hija de Rolando Arréllaga -aduanero y quien fuera candidato a gobernador de Ñeembucú por Añetete, ocupará el cargo de cónsul de Paraguay en Resistencia, Argentina.
Finalmente, César Eduardo Escobar Gubo fue designado cónsul de primera clase en el Consulado de Paraguay en Formosa. Este es hijo de César Escobar, precandidato de Colorado Añetete para la intendencia de Villa Hayes.
Con estos nombramientos se ratifica que el Estado sigue con el manejo prebendario y clientelista, a la hora de llenar los cargos. Los parientes y operadores políticos siguen copando en la administración pública, actualmente.
La reacción de ciudadana no se hizo esperar, rápidamente comenzaron los cuestionamientos vía redes sociales y otros medios de comunicación. La consulta casi unánime fue que si se ajusta a la ley, que obliga a concursar para acceder a cargos. Pero, la respuesta también fue inmediata. Se destacó que a éste gobierno no le importa si corresponde o no, si es legal o ilegal. Como en la época de la dictadura, prevalece aquellos de “nosotros los que mandamos” y que pueden hacer los que se les antoja.
