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ASUNCIÓN.- El empresario Gregorio “Papo” Morales, condenado por estafa, es quien aparece en un video viralizado en las redes sociales, amenazando a su peón, Antonio Talavera, quien a su vez suplica por su vida estando en la mira de una ametralladora. El agresor pensó que su víctima se murió en las aguas del río Tebicuary, donde cayó, pero Talavera sobrevivió y se escapó. El hombre era capataz de la estancia de la familia de Morales, y confirmó a medios de prensa de Asunción que es él quien aparece siendo torturado por “Papo” Morales. Explicó que las imágenes donde se lo ve suplicando por su vida fueron registradas el 22 de junio de 2018.
Destacó que el problema con Morales se inició cuando éste intentaba vender supuestamente a escondidas los animales que pertenecen a la estancia y donde la dueña es Vilma Macci, madre del agresor. Talavera dijo que había informado del hecho.
“Papo quería vender a escondidas 30 animales. Le conté a la dueña. Él quería que me calle y venda a escondidas, pero el día en que se descubra me caerá la culpa a mí”, refirió Talavera.
Ante la situación, “Papo” se fue hasta la estancia y llamó al capataz para que lo ayude porque supuestamente pinchó una de las ruedas de su camioneta. Cuando llegó Talavera, Morales ya lo apuntó con el fusil y empezó a amenazarlo por varios minutos.
Talavera siguió relatando que su agresor le recriminó por impedirle la comercialización de los animales a espaldas de la madre y lo amenazó con matarlo a él y a toda su familia. Con disparos intimidatorios, lo llevó caminando hasta el río Tebicuary, aparentemente con intenciones de que se ahogue allí.
“Uno de los disparos me rozó la cabeza, a la altura de la sien”, relató la víctima. Todo indica que Morales le dio por muerto y por falta de más balas, se retiró del local.
El peón consiguió nadar río abajo hasta la zona de Iturbe, donde pidió ayuda. Actualmente el mismo está escondido por temor a que Morales lo mate o lo mande eliminar.
“Papo” fue sindicado como “cabecilla” de un grupo de estafadores. En esa causa fue condenado a pagar 900 millones de guaraníes por estafar al Estado paraguayo.
