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“Imprudencia millonaria”

Por: Lic. Juan Ramón González Pereira (*) juanragonzapere@gmail.com.
Por: Lic. Juan Ramón González Pereira (*) [email protected].

En nuestro país siempre se cuestiona y hasta es motivo de inquietudes y movilizaciones sociales el presupuesto destinado a los distintos ministerios, entes estatales y obras sociales.

Si bien como ciudadanos queremos tener siempre el mejor presupuesto posible, no es menos preocupante el desembolso de sumas varias veces millonarias a anomalías sociales que son totalmente prevenibles, como lo son los accidentes de tránsitos.

Salud pública informaba esta semana gastos millonarios en dólares para dar cobertura a personas, generalmente jóvenes, protagonistas en accidentes de tránsito que en un alto porcentaje son totalmente prevenibles.

Esto es una experiencia negativa como sociedad que se viene repitiendo ya varios años, tendiendo las estadísticas en ir aumentando.

Sin dudas en esto se refleja una gran falencia educativa y un descalificador trabajo de instituciones que deben marcar las pautas a fin de controlar y erradicar este mal como lo es la Policía Nacional y hasta la misma Justicia.

A todo este gasto del Estado, también debemos sumar lo que cuesta al pueblo común que debe solventar necesidades que ya no son cubiertas con polladas, rifas y otras actividades.

Debemos como sociedad tomar decisiones y posturas firmes para erradicar esta anomalía que provoca gastos innecesarios y prevenibles y que roban y despojan a otros que si necesitan tratar alguna enfermedad y que ven y encuentran al estado como única oportunidad.

No se trata de negar a nadie uno de los derechos básicos del ser humano, como el derecho a la vida y a una atención rápida y de calidad sino, de dar un mejor uso al dinero público que como sabemos sostiene presupuestos muy ajustados y no puede ni mínimamente destinar dicho bien a hechos causados por irresponsabilidad y desidia.

Si las normativas y leyes no abordan erradicar este mal es hora de legislar para ello. La perturbación social lo vemos a diario y están a la vista de todos; menores de edad en las motocicletas, alta velocidad, alcoholizados conduciendo, el no uso de los cascos y las famosas carreras clandestinas en las rutas y súpercarreteras

Apostemos a un país que comulga con los valores de respeto a sus normas culturales, sociales y legales. Los accidentes de tránsitos y en especial los prevenibles nos deben inquietar y mover a la acción.

En un país ajustado en su presupuesto debemos ser celosos custodios del bien público. No quiero perder la esperanza en que podamos revertir todo esto. Las sanciones son duras, pero se deben dar, no hay excusas, el cumplimiento de las normas se deben dar.

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