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Ayer comenzó el novenario de la Virgen de Caacupé, cuya fiesta religiosa principal se celebra el 8 de diciembre próximo. La homilía estuvo a cargo del padre Juan Alejo Robadín quien abordó temas sobre la familia. “Cuando los padres se ayudan en la educación del niño y del joven existe felicidad en el hogar y eso se trasluce en alegría. Ese es el deseo de Dios para los hombres”, indicó.
CAACUPÉ.- Con el lema “Jóvenes en familia, creados a imagen y semejanza de Dios”, la homilía del padre Robadín, se centró en recordar los propósitos originales de Dios para el hombre y la necesidad de vivir en comunión con esos propósitos a través de la fe en Jesucristo.
Señaló que, en el libro del Génesis, la Biblia cuenta cuando Dios creó al hombre y la mujer a imagen y semejanza suya y que la voluntad primera de Dios era que el hombre y la mujer vivan en comunión toda la vida, en lo que la Iglesia llama el matrimonio indisoluble.
“Dios hizo al hombre y la mujer para que se amen, que ese amor se proyecte dentro de su familia, y a partir de allí lograr un desarrollo humano integral y construir un mundo mejor y feliz para todos”.
Indicó que “es notable” como habiendo Dios hecho tantas cosas para la felicidad del hombre, este no quiere adecuarse a esos designios. “Es tan lindo el proyecto sustentado en el hombre y la mujer que nos puso Dios, pero siempre encontramos como romper eso”, afirmó.
El religioso señaló la necesidad de vivir en la familia el amor a Dios de modo que los padres eduquen a sus hijos y estos se desarrollen en todos los aspectos. “Cuando los padres se ayudan en la educación del niño y del joven existe felicidad en el hogar y eso se trasluce en alegría. Ese es el deseo de Dios para los hombres”, indicó.
Afirmó que si muchos jóvenes hoy en día andan “sin rumbo fijo” no es porque ellos sean “malos o culpables” sino porque no tienen a sus padres acompañándoles y orientándoles. “Así como la planta de tomate no puede crecer hacia arriba si no tiene sostén, un joven tampoco puede crecer bien si no estamos junto a ellos para apoyarles”, dijo.
Robadín indicó que la tarea fundamental con la cual “vamos a recuperarnos” es la de “tener presente en nuestros corazones el plan de Dios para felicidad de todos nosotros” y que tanto el pueblo como las autoridades “demos nuevamente a Dios su lugar y no tratar de ponernos en su lugar”. “Solo así puede terminar la corrupción. No vamos salir de nuestro atraso si no nos volvemos a Dios”, añadió.
Señaló que lo mismo ocurre en la política, que es “una de la actividades más maravillosas”, pero que está desvirtuada a causa de que el hombre “a platazo limpio aquí y allá corrompe al pobre pueblo sufrido que casi nunca encuentra factores verdaderos que los conduzca a un ideal feliz”.
“Fomentemos la sonrisa que nace de nuestro corazón, llevemos el evangelio a la gente, buena noticia de que Dios nos ama, y que no hay mejor camino para el hombre que el camino del amor, de la misericordia y del perdón”, concluyó.
