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Inmundicias de la política

Hoy todas las palabras son de “reconocimiento”, acompañadas de apretones de manos, palmadas en la espalda y abrazos efusivos. De pronto, había sido que a quien tenían en frente no era un enemigo, sino a un adversario, y los vicios que antes le atribuían resultaron ser insignificantes en relación a sus innumerables virtudes. Hoy, se miran y se sonríen, cual enamoradizos adolescentes que, tras una riña cualquiera, se reconcilian y se juran fidelidad eterna. Hasta Marito ya deja entrever los dientes, no para lanzar algún mordisco, como antes, sino en demostración de alegría; en tanto que un distendido Efraín incluso cuenta chistes, tan “simpáticos” como los del intendente Ferreiro cuando estaba al frente de un programa mañanero. Así de cambiantes son nuestros políticos, de todos los pelajes, y así también crece el descrédito ciudadano hacia ellos.

Repasemos algunas posiciones expuestas con antelación a las internas de los partidos políticos.

El presidenciable por la ANR y líder de Colorado Añetete, hasta el pasado 17 de diciembre, había tratado de la peor manera que uno pueda imaginar al presidente Horacio Cartes, al precandidato de Honor Colorado, Santiago Peña, y al titular de su partido, Pedro Alliana, al igual que lo hicieron todos sus “escuderos”, con Galaverna,  Bacchetta y “Beto” Ovelar a la cabeza.

El primero era, según Abdo Benítez, un “capo mafioso”, el máximo “jefe de la ruta del contrabando de cigarrillos”, que además se utilizaría para “otros menesteres”, léase narcotráfico. También lo sindicaba como el principal responsable de atropellar la Constitución Nacional, por el hecho de promover la reelección vía enmienda, de “hipotecar al país por varias generaciones”, como consecuencia del endeudamiento externo, de empobrecer aún más a los pobres y convertir a la Asociación fundada por Caballero en otra de sus tantas empresas. “Peñita”, al decir de Calé, era un simple monigote, un “mbatara”, y Alliana “un secre”, ambos cómplices de las fechorías que le imputaba a su “patrón”. Y a estas descalificaciones sin fundamento seguía una extensa lista de improperios de todo tipo, convertidos en el único contenido de sus discursos.

Efraín, por su parte, acusaba hasta en sueños a Fernando Lugo y al Frente Guasu de ser funcionales a Cartes, “sus empleaditos”, con quien se habrían complotado para violar la Constitución a fin de instaurar una dictadura, además de acusarlos en más de una ocasión de ser nada menos que cómplices del crimen del joven Rodrigo Quintana. Y los luguistas, como respuesta a lo ante dicho, le recordaban al presidente del PLRA que él y los dirigentes de dicho partido fueron corresponsables del “golpe de Estado” que derrocó al exobispo de la Presidencia de la República, en junio del 2012.

Ahora las cosas son completamente distintas. Para Marito, HC, Alliana y Santi pasaron a ser “grandes tipos”, después de ganar las internas descubrió que “todos somos 1” y pidió el mentado “abrazo republicano” al que antes se negaba, a sabiendas de que sin eso no tendría chance alguna en abril próximo. Alegre aceptó sin chistar la candidatura de “Leito” como su Vice, a propuesta del Frente Guasu, y posa en las fotos junto a Lugo, Richer y compañía, olvidando la supuesta violación constitucional y el asesinato de Quintana de lo que antes les hacía responsables. Y los luguistas tuvieron un ataque de amnesia, no de “grandeza”, respecto a las denuncias de “golpistas” que formulaban en contra de sus actuales aliados.

Como era de esperar, el nuevo escenario confunde a muchos electores, bombardeados con hostiles libretos que ahora fueron a parar al tacho de basura y, en su reemplazo, ahora escuchan otros de un tenor opuesto.

Frente a estos cambios tan drásticos solo caben dos hipótesis: O Marito, Efraín y Lugo antes mintieron con absoluto descaro y desplegaron campañas infames para llevar aguas a su molino o si, de verdad están convencidos de lo que sostenían hasta hace un par de meses, son peores que aquellos a quienes denunciaban, pues significaría que están dispuestos a dejar de lado lo que sea y pactar con el mismísimo Diablo con tal de acceder al ambicionado poder político, vaya uno a saber con qué fines, pero que seguro nada tendrían que ver con el bienestar de nuestro pueblo.

A juzgar por la realidad, todo indica que la primera de las alternativas es la que explica la forma en que ahora obran los citados actores políticos. No hubo violación dela Constitución, ni HC es “capo” de nada, ni los pobres son más pobres, ni las nuevas generaciones están “hipotecadas”, ni en el 2012 hubo un golpe.

El problema es que con este proceder, quienes quieren tomar en sus manos las riendas de la república evidencian sus profundas incoherencias y su apego a la charlatanería, al “vale todo”,  lo cual ahuyenta a los ciudadanos de bien de la actividad política, al ver en ella tanta inmundicia.

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