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Una vieja lacra implantada en nuestro país para cierto y determinado sector es mantener con privilegios a los que están en la función pública, impulsado durante décadas por politiqueros sin ápices de patriotismo con la intención de perpetuarse en el poder a costa de los bienes del Estado paraguayo.
Fue total la indignación de los ciudadanos, que se hicieron presentes en esta última semana frente al recinto parlamentario para decir un rotundo “NO” a lo resuelto por una mayoría de diputados a la segunda gratificación o al tercer aguinaldo para los funcionarios del Congreso a sus cargos. Tratan de exprimir el erario público para otorgarles sumas millonarias a un grupo de funcionarios y mantener sus privilegios, sin razón alguna.
La resistencia ciudadana tuvo más razón de ley que por los resueltos por un total de 67 diputados, lo cual de aprobarse va implicar una erogación de más de 12.500 millones guaraníes para la segunda gratificación a funcionarios del recinto parlamentario.
Una feroz “pelota tata” tiraron los parlamentarios de la Cámara Baja a sus pares de la Cámara Alta, quienes tienen que interpretar fehaciente y acertadamente que esta decisión va de contramano a las políticas públicas llevadas y dirigidas por el gobierno a favor de este pueblo, tan olvidado por las autoridades que solo se interesan por sus deseos personales antes que pensar en la ciudadanía en su conjunto.
No obstante, el presidente de la República, Horacio Cartes, ya tomó una acertada decisión con el categórico rechazo de la suspensión de gratificaciones para los funcionarios públicos dependientes del Ejecutivo. De esta manera, se busca robustecer y ampliar la ejecución de los programas sociales.
El jefe de Estado lo interpreta a cabalidad, y no solo ahora, sino desde el inicio de su gobierno, y los resultados están a la vista. Solo no quieren ver e interpretar aquellos políticos que están en la otra vereda, pero todos con fines electoralistas que desean seguir manteniendo sus privilegios y de su pequeño séquito, sin importarle la situación del pueblo.
La política de austeridad con este manifiesto impulsado desde el Poder Ejecutivo, irá en beneficio de los más desprotegidos y necesitados del país, que necesitan de una vivienda propia, mayor cobertura de salud, construcción de más obras viales, entre otras perentorias necesidades que el pueblo requiere con suma urgencia.
Actuar con dirección hacia los más sensibles y necesitados de una sociedad, habla de la sensibilidad humana de las autoridades, y esta iniciativa que partió del Ejecutivo de la Nación se debe extender en los demás poderes del Estado. Las autoridades de los otros poderes tienen que cooperar igualmente, racionalizando los recursos provenientes del erario público, que sin duda ayudará para aumentar y mejorar las coberturas en los temas sociales, tan relegados hasta hace unos años por gobiernos apátridas e insensibles.
La iniciativa ya está en el campo del Ejecutivo en la eliminación de los privilegios a los funcionarios del Estado, el pueblo espera que este ejemplo se extienda en las canchas de los otros poderes como el Legislativo y el Judicial. La suma al plan de austeridad, ayudará considerablemente para disminuir los cinturones de pobreza que agobia a muchos sectores de la sociedad diseminados a lo largo y a lo ancho de la geografía nacional. “Ja ovalema”, con tantos privilegios sin sentido, como folclóricamente se suele decir en nuestro país.
