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Lo primero que se nos ocurre pensando en el año que ya llega es decir “ojalá que el Año Nuevo nos traiga algo mejor”. Ciertamente, mucha gente vinculada al fútbol, cualquiera sea ese vínculo, lo desea. Unos, mejorar lo bueno que les ocurrió la temporada 2018 y otros esperando enterrar un fracaso y emprender con mucha fe, el camino de la recuperación. Y cuando pensamos en la Selección Nacional, deseamos fervientemente que los sueños que despiertan, se hagan realidad.

ASUNCIÓN.- (Por José María Troche). En 2018 esperamos que se cierre el ciclo negro de la Albirroja, que tras pasear airosa por las canchas del mundo en 4 mundiales consecutivos , y después del exitoso vicecampeonato sudamericano de 2011, regrese al sendero de los triunfos y camine hacia las conquistas de nuevas glorias.

Gloria y éxito no son sinónimos. Son ideas afines que a veces se conjuntan y otras no. La “gloria” no radica en el triunfo sino en el esfuerzo que se ha hecho por conquistarlos. El éxito es la concreción de los planes que, para conseguirlos no importan los medios como escribió Maquiavelo muchos siglos atrás. Nunca el fin puede justificar los medios. Y esa es la diferencia entre “gloria” y “éxito”.

EL SUEÑO JUVENIL

Hoy la Albirroja transita caminos de recuperación. Y no queda nada de la generación gloriosa del primer decenio de este siglo. Solo unos pocos que rebasan los 35 años quedan como testigos de aquel venturoso tiempo: Bonet (que se retira), Roque Santa Cruz, “Tacuara”, “Sasá”, que casi nunca fue convocado, son vestigios de aquella época feliz. Cuando por poco no se cambia la bandera tricolor por la Albirroja…

Hoy es el tiempo de los Almirón, de los mellizos Romero, de Gustavo Gómez y Fabián Balbuena, del “Ropero” Santander, Derlis González, Tony Sanabria. El tiempo de Junior Alonso, de Alfredo Aguilar, “Gatito” Fernández, Bruno Valdez, Cecilio Domínguez. Esos de los que cuando Juan Carlos Osorio dice que son futbolistas capaces de lograr muchas hazañas. Esas que supimos conseguir con aquellos grandes que permanecerán por siempre en nuestra memoria.

ESPÍRITU DE CUERPO

El tiempo de los Gamarra, “Chito” Ayala, “Toro” Acuña, “Pepe” Cardozo, Campito, Chilavert y compañía se fue diluyendo. Hoy son ejemplos a imitar. Sobre todo y porque a pesar de todo, a la hora de la verdad, sabían entregar lo mejor de su esfuerzo, desenterrar el heroico pasado guaraní y resucitarlos en una cancha de fútbol sin lanzas ni fusiles, entre cañones y metrallas, sino con la habilidad de sus piernas, su mente brillante y una pelota siempre amiga y dominada.

Hay tanto o más talento hoy que ayer. Tanta o mayor capacidad económica hoy que ayer, medios de transporte y de comunicación que nos mantienen al día y al tanto de todo cuanto acontece en el mundo del fútbol y algo más, como para soñar con que en cuatro años más, la Albirroja ondeará en los calurosos cielos de Qatar en la próxima Copa del Mundo.

Juan Carlos Osorio tiene la palabra. Que no defraude nuestra confianza, es nuestro gran anhelo…