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“Juancho” se hace la víctima

Los colorados también lucharon contra el stronismo, de eso no quepa la menor duda. No en balde muchos de ellos conocieron las cárceles del dictador, o el terrorífico Departamento de Investigaciones, así como la tortura y el exilio; mientras otros aun hoy forman parte de la lista de desaparecidos. Opusieron resistencia al proceso de instalación de la dictadura en nuestro país. Lo hicieron dentro del Partido Colorado, del cual terminaron siendo expulsados, en la Universidad y en el movimiento obrero. Y cuando fueron derrotados, prosiguieron la lucha desde algún país vecino o permanecieron en el nuestro a costa del más estricto ostracismo. No es el caso de algunos que en la actualidad se presentan como redentores de las causas “libertarias”, entre ellos el abogado Juan Ernesto Villamayor, apoderado del sector liderado por “Marito”, quien, sin embargo, aseguró en las redes sociales haber sido “exiliado y torturado en la época de Stroessner”, mintiendo de manera descarada e insultando la memoria de aquellos luchadores.

“Juancho” no dijo cuándo fue privado de su libertad, ni dónde estuvo recluido, ni tampoco quiénes fueron sus verdugos. No figura en los registros de los organismos de Derechos Humanos como víctima de la dictadura. Los que sí estuvieron presos en la época que él refiere, jamás lo vieron, como tampoco tienen referencias suyas los que, efectivamente, combatían al stronismo. Y nadie sabe de ese pasado que ahora publica en las redes, porque no es más que un invento de su imaginación, que lo convierte en un farsante despreciable.

Por otra parte, si así hubiera sido, que no lo es, Villamayor debería explicar cómo compatibiliza ese pasado de “combatiente por la democracia” con el presente en el cual es parte destacada de un proyecto encabezado por un heredero directo y “dilecto” del stronismo. Pero la aparente contradicción desaparece al revisar algunos archivos y comprobar que sus lazos políticos anteriores a la democracia no eran precisamente con el Movimiento Popular Colorado (MOPOCO) o con la Asociación Nacional Republicana en el Exilio y la Resistencia (ANRER), sino con grupos juveniles que hacían del “pyraguereato” la forma de escalar posiciones con los jerarcas de la dictadura.

De todas formas, no entendemos las razones de una mentira tan estúpida y tan fácil de desenmascarar. Tal vez lo hizo para darse ínfulas de algo que no es y así obtener respeto, tal vez para presentarse como una voz “autorizada” a la hora de discutir de historia partidaria, a la que dice estar abierto “cuando gusten” o, quizá, para descalificar a otros, ya que mientras él era “torturado”, según su fantasiosa versión, otros “eran evasores y protegidos por la policía”, en alusión a HC, lo que por cierto no fue un obstáculo para que su líder de hoy, “Marito”, se alineara detrás suyo en el 2013 y lo alabara como si fuera Dios hecho carne.

Los colorados, sobre todo los jóvenes, tienen derecho a conocer la historia de su partido, claro que sí. Una historia riquísima, que arranca a comienzos del siglo pasado, con extraordinarios pensadores sociales de la talla de Ignacio A. Pane, Ricardito Brugada y tantos otros. Y que prosigue décadas después con los que, a partir de 1959, resistieron a la dictadura de Stroessner, entre quienes se encuentran combatientes que hicieron temblar al tirano, como Agustín Goiburú y personalidades de enormes cualidades morales, como Waldino Ramón Lovera, Mallorquín, etcétera, etcétera.

De esa historia deben nutrirse las nuevas generaciones, desconocida por muchos y capaz de ser relatada por pocos, menos que menos por embusteros y charlatanes, como “Juancho”.

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