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Juegan callados

Nadie está más feliz con esta sorpresiva crisis generada por algunos senadores añetete que los opositores, especialmente Efraín Alegre y Desirée Masi, quienes ven un panorama de lo más prometedor en el caso de que se llegara a concretar la ruptura de la ANR ante la irracional actitud de quienes pretenden impedir que Horacio Cartes pueda jurar como senador, después de haber hecho campaña por su candidatura antes de las elecciones de abril.

Luego del desastroso resultado que tuvieron en las elecciones y la evidencia de que el triunfo colorado se debía a que los sectores internos habían superado sus diferencias y mostrado predisposición de trabajar juntos, los opositores imaginaban que se venían 5 años duros, en donde la realidad les golpearía duro y con frecuencia, en esa eterna minoría a la que parecen estar condenados.

Pero la situación cambió totalmente desde el momento en que un grupito de senadores añetete decidió boicotear a Cartes para que no pudiera jurar como senador. Allí se les abrieron posibilidades fantásticas que podrían hasta superar esos años en los que la alianza con los disidentes les convirtió en mayoría en la Cámara de Senadores.

Así que, muy al contrario de lo que están acostumbrados a hacer, decidieron cerrar la boca, como garantía de que así podrían comer callado. Si evitan meter la pata y dejan que las cosas ocurran naturalmente, están convencidos de que se concretará la ruptura de la bancada colorada y que la antigua disidencia, que desde agosto será el oficialismo, volverá a reactivar el grupete con las bancadas de la oposición.

Si durante los últimos años ese grupete hizo de todo por ahondar la brecha entre colorados y perjudicar al gobierno de Cartes, no podemos imaginar a lo que puede llegar ahora, que Marito será presidente de la República.

Menos mal que tanto en Honor Colorado como en Añetete hay personas dispuestas a servir de puente para superar el problema y que quienes se oponen a aceptar el juramento de Cartes cambien de postura, más que nada porque, de persistir en esta actitud, lo que harían sería engañar al pueblo colorado que los votó convencido de que la unidad era real.

Sin embargo, existe un sector de Añetete que parece más dispuesto a acercarse a la oposición que solucionar las cosas con los demás colorados. Por de pronto, dicen algunos, lo que se negocia son las mesas directivas de ambas cámaras. Este sería un error garrafal que cometería el presidente electo, puesto que él debe gobernar con el Partido Colorado y no con la oposición; de eso nadie puede dudar.

Además de las mesas directivas, algunos dicen que se negocia la Contraloría General de la República y otras instituciones fundamentales del Estado. Tal parece que Efraín, Desirée y otros opositores pretenden quedarse con una gran tajada a pesar de haber perdido las elecciones.

Insistimos, este puede ser un error garrafal del presidente electo porque el pueblo colorado no le perdonaría. Y él fue electo por ese pueblo, al que le prometió gobernar con el partido y en alianza con los demás sectores internos republicanos. Marito, más que nadie, debiera ser el primero en garantizar la gobernabilidad, la cual se vería seriamente dañada si esta situación no cambia.

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