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ASUNCIÓN.- Al asumir la administración gubernamental de Mauricio Macri, en Argentina, una de sus primeras acciones fue la de reducir en cinco puntos el gravamen a la exportación de soja. Este impuesto fue aplicado por la expresidente, Cristina Fernández, en 2008, lo que generó fuertes enfrentamientos con el sector productivo.
Esta vez, Macri pretendió que esta medida sea interpretada como una suerte de incentivo ante el fuerte retroceso que sufre el país vecino. Situación que no se presenta en nuestro país, y por el contrario el sector sojero es el que mayores ingresos registra.
Los impuestos a las exportaciones de granos, que permitieron un sensible aumento de la recaudación, generaron en 2008 una prolongada huelga de las patronales agrarias que puso en jaque al gobierno centroizquierdista de la expresidenta Cristina Kirchner, quien gobernó desde 2007 hasta el 2015.
La medida asumida por Macri tiene por objetivo incentivar la producción agrícola, pero a corto plazo busca que los productores y exportadores liquiden el stock retenido, como una manera de que ingresen divisas a las alicaídas arcas del Estado, informó el Banco Central de Argentina.
Las exportaciones agrícolas globales del país vecino estimadas para este año superarían los US$ 25.000 millones, un tercio del total de ventas al exterior.
