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La ausencia de líderes sociales

José Rojas.
José Rojas.

¡Las luchas sociales eran las de antes! Frase prefabricada que tiene mucha fuerza hoy frente a las proclamas de las distintas organizaciones que salen a las calles a reclamar su derecho. La mayoría de éstas elevan sus exigencias, las que movilizan a su gente. Los importadores de autos usados no quieren aumento de impuestos, los docentes quieren aumento de salarios, los estudiantes exigen techos seguros en sus aulas; pero se filtra un reclamo que mirándolo bien entra de contramano: le renuncia del ministro Francisco de Vargas a quien responsabilizan de los escasos resultados de la Fuerza de Tarea Conjunta, en el Norte y agregan el esclarecimiento de las muertes de los militaros a manos del EPP.

Todos los reclamos son legítimos; pero ante la ausencia de fuerza de los dirigentes por convocar a mayor cantidad de gente se echa mano a temas muy sensibles a la opinión pública como mecanismo efectista.

Eso ocurre por la ausencia de liderazgo social de los llamados dirigentes; no existe credibilidad en sus posturas y acciones y de alguna manera intentan disfrazar ese déficit con consignas como las mencionadas.

Mucho de eso demostraron los que se erigieron como representantes de los pequeños productores en la mesa de negociaciones con el Gobierno. Los planteamientos de organismos financieros del Estado encontraron las vías de solución para la rehabilitación que les permitan seguir trabajando la tierra. Luis Aguayo y Elvio Benítez estaban quedando fuera; perdían protagonismo y con ellos perdían fuerza los elementos políticos del Frente Guasu organización política a la que responden los mencionados.

Benítez es concejal por este partido en San Pedro y Aguayo fue presidente del Frente Guasu y uno de los principales referentes de esta nucleación y mano derecha de Fernando Lugo. Ambos –la dupla Benítez-Aguayo- maquinó con sus líderes partidarios el retiro de la mesa y nada mejor que presentar como excusa una nueva lista de exigencias, de contenido imposible y que no hacen a las negociaciones propiamente.

La intención es clara, encontrar en esas exigencias un liderazgo que no existe en ellos.

A propósito, el liderazgo es un proceso de mutuo reconocimiento y aceptación entre líder y seguidores, donde, el líder acepta su papel como tal y reconoce a sus seguidores y los seguidores se aceptan como tales y reconocen al líder.  De otra forma, no hay liderazgo.

La credibilidad es un elemento clave en este proceso. La gente quiere seguir líderes que sean creíbles, que sean congruentes y eso no ocurre con la dupla Benítez-Aguayo y tratan así de cubrir esa falencia incorporando temas impresionables como los antes mencionados.

El líder debe ser honesto. Es la primera exigencia; ha ocupado siempre el 1er lugar en las respuestas. La honestidad del líder refleja la honestidad del grupo de seguidores.  Si el líder no es honorable el fracaso está asegurado y es muy probable que los seguidores no tarden en retirarse.

Elvio Benítez y Luis Aguayo no son honestos con sus seguidores porque disfrazan sus verdaderos objetivos, que no son precisamente de reivindicación social e hipotecan el futuro productivo de los campesinos que buscan su rehabilitación económica.

El líder debe tener visión; que tenga un futuro claro y sepa conectarlo con los sueños y esperanzas de sus seguidores. La dupla usa esos sueños y esperanzas para beneficio electoral del Frente Guasu. Debe ser inspirador; y dar el ejemplo de pasión y compromiso. Muestra sentimientos positivos, elementos ausentes en los discursos de ambos dirigentes políticos. La lista de nuevas exigencias confeccionada por la dupla está lejos de inspirar un ambiente positivo.

El líder debe ser competente, debe tener la experiencia, buen juicio y sabe tratar con la gente. La primera reacción de la dupla es de violencia. Sacar a los campesinos a las calles sin un propósito verdadero solo acarreará reacciones violentas hasta encontrar un motivo para las protestas. Esta estrategia no es nueva.

En 2004 el dirigente de sin techos, Felipe Cabrera justificaba la desobediencia a las leyes y las instituciones porque la crisis de la pobreza y el desempleo y la delincuencia, según Cabrera, no son problemas jurídicos, sino políticos. Entonces aseguraba que sobre esa base es legítimo dejar de lado las leyes y las instituciones cuando está en juego el bienestar de la gente en estado vulnerable.

El abandono de la mesa negociadora y la expedición de nuevos reclamos, imposibles de cumplir no son otra cosa que una invitación a la violencia; vulnerar los propósitos sociales de los programas del Gobierno para sectores menos favorecidos, los mismos que en su momento Lugo no los aplicó, o mejor, los rechazó. La condonación ya fue exigida en 2009.

Detrás está todo un proyecto político que sobre esa base intentará recuperar el poder, en 2018, el mismo que perdieron en 2012 por ineficiente, falta de carácter y por supuesto de liderazgo.

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