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En una conmovedora, lucida y romántica ceremonia, el príncipe Enrique y Meghan Markle celebraron en la madrugada de ayer su boda en la capilla de San Jorge, de Windsor. Ahora, ambos, son oficialmente los duques de Sussex.
LONDRES.- La mirada enamorada de los novios, el sermón del revendo y el tema Stand By Me interpretado por un melodioso coro, fueron los detalles más comentados del esperado evento, al que acudieron figuras como Oprah Winfrey, Elton John y David y Victoria Beckham.
En su llegada a la capilla, Markle fue recibida con vítores y caminó un tramo hacia el altar acompañada por el príncipe Carlos, así como de 10 pajecitos y damitas de honor. Los niños incluyeron al príncipe Jorge, de 4 años, y la princesa Carlota, de 3, hijos del príncipe Guillermo y la duquesa de Cambridge.
Su elegante traje de novia, creado por la diseñadora británica Clare Waight Keller, tenía cuello bote y estaba hecho en seda. El velo le llegaba hasta la cintura por el frente y se extendía varios metros (pies) en una larga cola.
El príncipe Enrique y Guillermo, el padrino, lucieron elegantes trajes militares oscuros, con guantes blancos y los uniformes de gala con levita del regimiento de caballería real Blues and Royals. Enrique mantuvo intacta su barba pelirroja.
En el altar, Enrique le dijo a Meghan: “Te ves increíble. Soy muy afortunado”.
Ante el arzobispo de Canterbury Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia anglicana, la pareja de novios dio el sí en el altar, unieron sus vidas para siempre. Al acabar el acto religioso, la pareja se besó en las escaleras de la iglesia, en el momento más celebrado del día. Posteriormente realizaron su procesión nupcial en un carruaje que recorrió las principales calles de la localidad.
