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Cuando José Méndez marcó el final del partido, se desató la euforia olimpista en todo el país. Llegaba a su término la campaña más espectacular de equipo paraguayo alguno en este Siglo XXI. Y el rendimiento del conjunto decano, en esta temporada 2018 es comparable a la de los grandes equipos de la historia.
ASUNCIÓN.- No hay nada que discutir. Nada que alegar en contra de un bicampeonato ganado con entera justicia, y que es el premio a quienes trabajaron diligentemente para conseguir este objetivo. Desde la directiva de Marcos Trovato, que supo elegir las piezas para armar este proyecto que ha concluido exitosamente. Algunos puntos resaltantes fueron:
LA RESURRECCIÓN DE ROQUE
En su mejor temporada en muchos años, considerando todo lo que jugó antes en Olimpia y después de su regreso. Incluyendo su pasantía en el fútbol internacional. Fue la pieza clave para desequilibrar en los momentos en que el equipo parecía que aflojaba e impulsado por su categoría, lo elevó a la gloria. Esa gloria que tanto buscaba y la consigue en la madurez de su carrera.
EL OJO CLÍNICO DE GARNERO
Vino en silencio, como cuando salió de Guaraní. Se trajo a “su” arquero, cuando parecía que después de desplazar a Barreto, nadie le quitaría el puesto a Librado Azcona. Pero Garnero lo puso a Alfredo Aguilar y lo mantuvo. Aguantó las lesiones de importantes referentes y supo cómo reemplazarlos como cuando Mendieta, Roque o Camacho se lesionaron. Fue el conductor eficaz y certero para una magnifica conquista.
GOLEADORES
Cuatro jugadores se repartieron la mayoría de más de 40 goles anotados por el equipo en este torneo. Roque Santa Cruz, Jorge Ortega, William Mendieta y Néstor Camacho fueron los puntales del equipo más goleador del campeonato. Se sumaron los “chiquilines” como Quintana, Sánchez y Fernández. No faltó el aporte de Richard Ortiz, de Patiño y Julián Benítez, a la hora de repartir la torta de los goles.
IMPENETRABLE
Alfredo Aguilar fue la figura relumbrante del sistema defensivo de Olimpia. Hizo atajadas memorables, algunas históricas, como los dos penales que le atajó al goleador cerrista Diego Churín. Pero además, tuvo atajadas gloriosas que permitieron mantener los resultados cuando las papas quemaban. Fue el arco menos vencido, respaldado por una defensa donde lució alto Sergio Otálvaro, a lo largo de la temporada.
LA FIEL HINCHADA
Y está la hinchada que no faltó a ninguna cita, apoyando y alentando al equipo. Y por más que haya un grupo de vándalos disfrazados de hinchas, la mayoría fue la que hizo la fiesta, la de los globos, del mosaico y del aliento constante. Los otros empañaron la fiesta con sus inconductas incomodando a toda la gente. Pero ni así lograron empañar lo que fue una gran fiesta para un digno bicampeón. ¡Salud!
