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Los sectores de oposición están cada vez más desesperados. No solamente por la falta de figuras creíbles sino porque están en manos de Efraín Alegre, cuya megalomanía cierra todos los caminos posibles para una concertación. Para colmo, sus desaciertos son cada vez más frecuentes. Tras su última “aventura” con los campesinos, creció el descontento hasta en filas liberales.
ASUNCIÓN.- El panorama de la oposición se va oscureciendo a medida que se acercan las internas de diciembre, en las que todos los partidos, alianzas y concertaciones decidirán quiénes serán sus candidatos para las elecciones de abril del 2018.
El problema principal es la megalomanía de Alegre, quien está tan empecinado con la idea de competir en las presidenciales que le tiene muy sin cuidado ir unido o separado con los demás partidos y movimientos de la oposición. Tampoco le preocupa la clara posibilidad de perder –otra vez- ante el candidato colorado.
Realmente, mucha gente se pregunta cuál es la intención oculta del presidente del PLRA, puesto que hasta él debe saber que no tiene chances, así que lo que hace es arrastrar a su partido y a toda la oposición a una derrota más que anunciada.
Es cierto que dentro del PLRA las cosas se le podrían poner complicadas en las internas de diciembre, puesto que perdió la posibilidad de manejar el Tribunal Electoral Independiente, y muy bien Carlos Mateo Balmelli, quien –para colmo- tiene el apoyo de todos los movimientos disidentes, podría ganarle la candidatura.
Aun así, las chances de la oposición serán limitadas porque –sea o no Alegre el candidato- el PLRA, manejado por él, decidió que la forma de hacer un acuerdo electoral con los demás sectores debía ser una alianza y quien encabece la dupla presidencial debía ser, sí o sí, un liberal. Y Mateo Balmelli puede ser mejor posibilidad que Alegre, pero sigue sin tener una intención de votos que lo haga un rival de cuidado para los colorados.
Además, este empecinamiento por la alianza encabezada por un liberal hace que otros sectores hayan decidido correr solos, aunque tampoco ellos tienen figuras importantes para la competencia electoral. Allí está el Frente Guasu, que –una vez perdida la posibilidad de postular a Fernando Lugo- se quedó, aparentemente, sin una candidatura aglutinante, salvo que convenza a Mario Ferreiro a competir por su chapa.
Pero el intendente de Asunción no tiene un pelo de tonto. Y sabe que si quiere ganar la Presidencia de la República, debe ser el único candidato de la oposición y eso, mientras Alegre siga entorpeciendo el proceso, parece cada vez más difícil de conseguir.
