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Los inigualables arroyos de Tagatiyá, Tagatiyá Guazú, Tagatiyamí y Tagatiyaí, catalogados por los especialistas en conservación de reservas naturales como el máximo santuario ecológico nacional y de la región están en grave peligro de extinción. Este es el momento de mayor riesgo, por las visitas de veraneantes de todo el país que se llegan casi diariamente a sus aguas.
Con la apertura de la ruta Concepción-Vallemí, numerosas personas accedieron a las incomparables maravillas que representan los arroyos Tagatiyá, junto a sus afluentes, sus cristalinas aguas que se confunden en medio de una serranía rocosa calcárea y de mármoles con sus vistosas tonalidades.
Esas características “sui géneri “ de las aguas del Tagatiyá, dejan al descubierto hasta el fondo de su lecho, la vida acuática con vistosos peces como el codiciado dorado, boga, doradillo, mato grosso, pirañas mansas, tortugas, yacaré, curiyú, carpinchos, mborevi, nutrias entre otros.
Este gigantesco acuario situado en el centro mismo del departamento de Concepción, específicamente en el novel distrito de San Alfredo, se origina en la cima de la Serranía San Luis, entre el Parque Nacional de la misma denominación y antiguas estancias de la zona, que felizmente por mucho tiempo estuvo perdido en el tiempo como en el espacio de la “civilización”.
Lastimosamente ahora que la ruta pavimentada cruza el lugar de influencia de los 3 arroyos; Tagatiyaí, Tagatiyamí y Tagatiya Guazú, la civilización, al tiempo de admirar, empieza a utilizar como un balneario más, ante los desesperados e impotentes gritos de los conservacionistas.
No hay punto de comparación de lo que fuera éste arroyo con sus afluentes en cuanto a su belleza natural, hace unas décadas atrás, pero las consecuencias del gran descontrol que se experimenta pueden ser mucho más lamentables si no se toman las medidas correctivas ahora que aún se puede evitar su total contaminación como colmatación.
Un ecosistema tan frágil, jamás puede aguantar a una avalancha de veraneantes que solo buscan refrescar el cuerpo y embriagar la mente, arriesgando seriamente la fauna ictícola, así como la flora. Si la SEAM, Gobernación de Concepción y Municipalidad de San Alfredo no intervienen, en poco tiempo más solo recordaremos con nostalgias al Tagatiyá y sus afluentes.
