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Las obras están

El diario ABC se desgañita y arrastra a los incautos de siempre a una opinión tremendística sobre el tema del crecimiento de la deuda. Los “vaticinios” son cada día más exagerados al punto que –según advierten- se arriesga a enajenar el futuro de generaciones enteras de paraguayos. Artimañas para vender más diarios a los contreras de siempre, pero nada más. Ni la deuda es astronómica, lo dicen el FMI, el BID y cuanto organismo internacional se ocupa del tema, ni se va a hipotecar el futuro de nadie, etc. Ahora, lo que se debe destacar y por supuesto que el tema no le interesa al dueño de ABC, es un asunto fundamental. Y que marca la diferencia con los gobiernos  anteriores que endeudaron al país.  Esto que vamos a anotar debe brillar con letras de oro en cualquier análisis que se haga del tema este tan agitado por los trasnochados escribas de Zuccolillo.

Las obras están. Se están haciendo. Se concluyeron algunas. Se licitan otras, se está batiendo un récord de 12 años en la materia. Nunca ningún gobierno ejecutó tanto ni tan bien el presupuesto del MOPC. Y vamos por más.

La plata no fue  a parar a un agujero negro como en el pasado, en tantos casos. Eso es lo que debería temer ABC, pero no, le basta con encajar palos a la rueda del Gobierno, en una demencial campaña que tiene eco solamente en la entente sin rumbo ni futuro, empotrada en el Senado y capitaneada, ¡oh vergüenza para los colorados¡- por Desirée Masi, la del partido familiar.

Por donde se mire se encaran obras gigantescas, todas destinadas a beneficiar a un amplio sector de la ciudadanía, como rutas, viviendas sociales, viaductos, etc., que demuestran a las claras que esas deudas que se han adquirido en este tiempo no han sido objeto de ningún negociado sino que se han destinado para lo que habían sido previstas.

Lo reiteramos para que quede bien claro. Esto es muy diferente a lo que ha ocurrido siempre en gobiernos anteriores, en donde se contraían deudas que hasta hoy sigue pagando la ciudadanía paraguaya. Y no es que haya empezado con la democracia sino que es una costumbre nefasta que viene desde la dictadura. Producto de ello es la millonaria deuda contraída en la época de Gramont Berres, que hasta hoy el gobierno suizo reclama a nuestro país.

Pero para no alejarnos tanto en el tiempo recordemos la deuda adquirida por el gobierno de Fernando Lugo con la petrolera venezolana PDVSA, que hoy está exigiendo el pago de la misma como forma de chantaje para que nuestro país deje de presionar al Mercosur y al resto de la comunidad internacional para que se tome una decisión democrática sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Por si fuera poco, no solamente debemos pagar una deuda que nadie sabe para qué se adquirió ni qué se hizo con el dinero obtenido, sino que debemos soportar la vergüenza de que un dictador de pacotilla nos deje en evidencia por no haber cumplido con los compromisos contraídos.

De esa época también vienen los préstamos internacionales para la construcción de viviendas sociales que jamás se terminaron y que quedaron abandonadas a la vista de todos, aunque todo el dinero previsto desapareció en un gran agujero negro al que iba a parar cualquier préstamo internacional que obtenía el gobierno de turno endeudando al país y las futuras generaciones.

Esas sí eran deudas nefastas porque lo único que hacían era enriquecer cada vez más a los mandamases de turno, mientras el país seguía sufriendo los mismos males de siempre, sin caminos adecuados para que los campesinos puedan hacer llegar sus productos a los mercados importantes, sin escuelas, sin hospitales, sin viviendas. Nada de esto podrá ser definitivamente solucionado en los menos de 2 años que quedan de este gobierno, pero el paso dado es fundamental y de los futuros gobiernos dependerá que el avance siga su curso y termine por convertir a nuestro país en lo que debe ser, avanzado, moderno y adecuado para dar una vida digna a sus habitantes.

Las monumentales obras emprendidas por este gobierno harán posible que las deudas contraídas para el efecto sean fácilmente honradas por el país, esa es la verdad de la milanesa, como se dice vulgarmente. El resto es hojarasca. Basura. Como suele decir HC: Los números cantan…y son irrebatibles.

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