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Desde que Mario Abdo Benítez quedó fuera del oficialismo colorado integró una mayoría coyuntural con fines exclusivamente personales; para desarrollar un plan de “vendetta” contra Horacio Cartes. Se sumó Desirée Masi que responsabiliza al jefe de Estado de la situación judicial de su marido, el imputado por lesión de confianza, Rafael Filizzola. Crearon un “Senado para la venganza” con determinaciones populistas, plagado de resentimiento. La oposición a los Bonos Soberanos; Presupuesto 2017 destrozado, la condonación de deudas sin importar la suerte que amenazaban a los campesinos y recientemente el inaplicable impuesto al tabaco, son algunos ejemplos, y todos llevaban un solo destinatario. Legislaron los últimos tres años propiciando el fracaso de Cartes.
ASUNCIÓN.- El ataque brutal a las tabacaleras es quizás la muestra más palpable de las reales pretensiones de un sector del Senado que no conoce antecedentes desde la caída de la dictadura; la de legislar contra una persona y propiciar el fracaso de un gobierno por venganza de dos personas: Mario Abdo Benítez, senador colorado disidente y Desirée Masi que utiliza curul en un solo objetivo; el de evitar que su esposo Rafael Filizzola sea condenado por hechos de corrupción. Masi ataca a Cartes porque sospecha que el jefe de Estado está detrás del proceso judicial.
Sin considerar los efectos negativos de una condonación de deudas a los pequeños productores y arriesgar un colapso a las finanzas públicas los senadores mencionados impulsaron la ley que perdona de la deuda de 62.000 labriegos. En total estaba en juego US$ 800 millones de dólares solo hasta diciembre, monto que el Estado no dispone.
El objetivo fue asegurarse el voto campesino. Una rápida reacción de los agentes económicos del Ejecutivo logró impedir el progreso de la Ley proponiendo la refinanciación de la deuda en condiciones blandas.
Los recursos obtenidos en la emisión de Bonos Soberanos movieron los motores de la economía a través de la inversión en obras viales en toda la República. Desde el 2013 había una millonaria deuda en el ente, unas 140 obras varadas y faltaba financiamiento. “Ahora, cuatro años después, la situación es otra: se redujo el costo de las obras, se aumentó la calidad, se cumplen los plazos, y se genera empleo porque la mayoría de las empresas adjudicadas son paraguayas”; explicó Ramón Jiménez Gaona, ministro de Obras Públicas.
Sabía Abdo Benítez y su “grupete” que trabando proyectos de Bonos Soberanos podía romper una de las patas más importantes del proyecto de inversión que mantiene a Paraguay por sobre la media en la lucha contra la recesión. No lo logró debido a que primó la cordura en los momentos decisivos.
La construcción del Presupuesto General de la Nación 2017 fue tortuosa. De nuevo el malón del Senado logró inflarlo otorgando jugosos salarios a sus amigos de la función pública y ganarse así el voto del sector. Cartes se vio obligado a vetarlo por impracticable.
Al grupo que lideran Abdo Benítez y Masi se les está acabando el tiempo y ninguno de sus planes obstruccionistas se cumplieron, no obstante fue a un precio muy alto por la pérdida de tiempo, utilizado para recomponer lo que destrozaban los miembros del “grupete” parlamentario.
