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ASUNCIÓN.- Como si hubieran trabajado intensamente durante el año, los legisladores aprontan maletas para disfrutar de sus vacaciones que se inician el 20 de diciembre próximo y durará más de 2 meses, hasta el 1 de marzo del año próximo. Importantes proyectos quedarán en el tintero si no se definen en lo que resta del tiempo.
Aunque es algo que está previsto en la Constitución Nacional, no deja de ser injusta la terrible diferencia que existe entre quienes ocupan bancas en las cámaras del Congreso y el resto de la ciudadanía. No solamente en cuanto a las dietas millonarias, las vacaciones pagas de más de 2 meses y miles de otros privilegios, sino porque, con muy pocas excepciones, no hacen nada para merecerlos.
El 20 de diciembre termina este periodo legislativo y los senadores y diputados desaparecerán, algunos en el exterior, otros en sus valles, pero todos con los recursos necesarios para disfrutar de unas festivas vacaciones de primer nivel, aunque la mayor parte de este año se haya desperdiciado nuevamente en peleas internas, negociados y especulaciones, en lugar de que se hubieran producido leyes que solucionen los numerosos conflictos que debe enfrentar diariamente el que no tiene la bendición de tener una banca en el Parlamento.
Allí quedará nuevamente el juicio político a los ministros de la Corte que hace 2 años fueron acusados por la Cámara de Diputados por una cantidad de delitos que van desde el mal desempeño en sus funciones hasta prevaricato y otras lindezas.
