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Liberarnos de indeseables

Nos parece alentadora la decisión de expulsar del país a indeseables extranjeros que vienen al territorio nacional a realizar sus negocios turbios y atacar a la población. Aunque algunos critican que la decisión se hace sin juicio previo y no respetando las garantías de los detenidos, en un procedimiento sumarísimo, los resultados, a la larga, resultarán beneficiosos para todos.

Claro que por ahora no se nota mucho que haya un cambio, puesto que en la frontera se siguen matando entre miembros de bandas de delincuentes, dañando seriamente la imagen del país, que aparece como una tierra de nadie, refugio y guarida de los bandidos. A lo mejor hay que recrudecer los controles, no para expulsarlos sino para evitar que ingresen, puesto que, aunque luego nos liberemos de ellos, el daño a nuestra imagen ya está hecho.

Allí está el caso de Marcello Pinheiro, alias Piloto, por ejemplo; fue el primer delincuente expulsado por el gobierno, con quien se inauguró esta forma de hacer las cosas que, esperemos, será más efectiva que esos procesos largos y engorrosos de extradición, que casi siempre terminan en fracaso.

Pero para que se llegara a esa medida extraña, antes, mientras se aguardaba su extradición, Piloto asesinó a una joven en su reclusión penitenciaria, buscando cualquier forma de evitar salir del país, a sabiendas de las duras penas que le esperaban en el Brasil.

Se lo expulsó, pero la vida de la chica ya no se recuperó, así que esta actitud, que, insistimos, será mucho más efectiva que la dejadez que se tenía hasta hace poco, lo que hace es evitar que se siga haciendo daño con la presencia de estos malandros, pero el daño que causaron durante su permanencia en el país ya no tiene retorno.

Aquí, más que medidas correctivas –que son mejores que no hacer nada- se necesitan las que sean preventivas, por lo tanto habría que revisar los controles de ingreso. ¿Por qué Paraguay sigue siendo un paraíso tan accesible para cualquier banda de narcos y mafiosos que quieren hacer pingues negocios? Debe ser porque los requisitos para ingresar al país son débiles o porque los funcionarios son fácilmente comprables, de manera a que hagan la vista gorda y permitan el acceso de la escoria.

Sea como fuere, el siguiente paso debe ser atacar ese aspecto del problema. Ayer, fueron detenidos e inmediatamente expulsados 5 delincuentes brasileños con prontuarios tan largos que uno se pregunta cómo pudieron ingresar y transitar por territorio nacional con tanta tranquilidad.

Como el crimen no parece haber disminuido en la frontera con el Brasil, pensamos que, a pesar de los detenidos y expulsados, hay muchos más que siguen haciendo de las suyas en nuestro territorio. Además de buscarlos, detenerlos y echarlos del país, hay que evitar, a toda costa, que sigan ingresando más porque esa será la única forma de que esta lucha tenga resultados positivos.

Paraguay debe dejar de ser refugio de delincuentes de afuera. Algún amante de la ironía podría decir que con los nuestros, tenemos más que suficiente.

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