ADN Digital
Posiblemente por la emergencia de otros asuntos más impactantes en el ámbito político, un tema de capital importancia para los procesos democráticos como el nuestro, pasó nuevamente casi desapercibido para la opinión pública y los grandes medios de comunicación más proclives a la información negativa, la que vende, según los antiguos expertos en marketing. Dicho sea de paso, felizmente la cosas están cambiando aceleradamente en este mundo, tecnologizado, donde cada vez más las redes sociales imponen sus verdades.
No pasó nada. No se cumplieron ciertos vaticinios, no se produjeron denuncias que valieran la pena, ni en la capital ni en el que suele ser más turbulento, el interior del país, etc. Mar calmo, como dirían los marinos. Nos referimos, claro está, a las recientes primarias de los partidos políticos.
El tema sigue teniendo plena vigencia porque además del acto comicial del 17 de diciembre, los tribunales partidarios siguen juzgando actas, sin inconveniente alguno e incluso ayer tuvieron lugar internas complementarias de la ANR, en Lambaré y en Quilmes, República Argentina, donde se reportó una gran concurrencia y ausencia de problemas mayores.
Todo el proceso desde el principio, hasta el final, sin tachas.
Ante los ojos de los observadores internacionales y del mundo entero, en realidad, Paraguay dio nuevamente una impecable muestra de civismo en esta materia. Resulta increíble, pero por el modo como están ocurriendo las cosas, da la impresión de que se está poniendo punto final, paulatinamente, al infernal tramperío que rodeaba antes a los actos eleccionarios, empezando por la famosa compra de cédulas, adulteración de actas, “trato apu-á”, vandalismos de todo tipo etc. Queda poco de eso, aunque usted no lo crea, Ripley dixit.
Impecable, asimismo, la labor del TSJE. Bien al medio, sin ningún tipo de favoritismos. Con todos los elementos tecnológicos listos para emitir resultados oficiosos, en la misma noche del comicio, en el entendimiento de lo que se suele decir folclóricamente en guaraní “ipukuramo ikaremante vae’ra”.
Por supuesto todo este proceso que tuvo el auspicioso final que señalamos, estuvo protegido por el gran domo de la trasparencia desplegado durante toda su gestión por el presidente Horacio Cartes.
El ejemplo viene de arriba. Los dirigentes políticos, sobre todo los colorados, sabían que no iban a complacer al jefe de Estado comentándole como a otros, antes, que habían perpetrado las famosas “avivadas” que alteraban incluso el resultado eleccionario.
Transparencia. Una fundamental conquista de este Gobierno que debería ser más destacada. Dirigentes de la oposición por supuesto la menoscaban, pero la boca se les debería hacer a un lado, ante la montaña de evidencias acerca de la forma como mejoraron los cosas en esta materia tan complicada, sobre todo en países “malacostumbrados” al respecto, como éste.
Un ejemplo que debería ser adoptado por el futuro gobierno.