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Los charlatanes

En nuestra vida cotidiana conocemos a charlatanes de las más variadas especies. Hay políticos charlatanes, periodistas charlatanes, empresarios charlatanes e, incluso, charlatanes que visten hábito. Pero pocas veces, como ahora, éstos personajes cobran tanta “notoriedad”, a pesar de su mediocridad y nula trascendencia en términos prácticos. Y lo logran merced a una prensa carente de contenido, aplazada en seriedad, que hace de la charlatanería su principal negocio, colocando en el centro del escenario a aquellos sujetos sin luz propia, grises, o de deplorable trayectoria, pero útiles para atacar a quienes considera enemigos.

Así, desde hace al menos un par de meses, las páginas de los diarios tradicionales tienen como destacados protagonistas a todos aquellos que disparen contra los que promueven la reelección vía enmienda y, más recientemente, a los que pretenden liquidar la iniciativa de consultar a la ciudadanía sobre tan importante tema, cargando una y otra vez, hasta el hartazgo, sobre el ya archi trillado tema de las firmas “truchas”.

Para provocar el mayor de los escándalos, ya no sindican solo a muertos, extranjeros y menores, como falsos suscriptores. A medida que pasan los días a éstos se suman ciegos, presos, mancos y, en cualquier momento, algunos que se encuentren intubados en alguna sala de terapia intensiva.

Parece una broma, pero no lo es. La maquinaria mediática no se detiene y publica abundante material referido a esta cuestión todos los días, como si fuera la principal noticia.

ABC Color ahora busca imputar al presidente y dirigentes nacionales de la ANR, sin siquiera darles el derecho a réplica, para que sus lectores escuchen “la otra campana”, aunque más no sea con el fin de guardar las apariencias de su hipócrita “independencia”. Y para ello escoge a alguien que destile resentimientos pero, sobre todo, que tenga el “don” de charlatán, como el senador Enrique Bacchetta, quien, con ínfulas de jurisconsulto romano, “exigió” la imputación, el juicio y condena de Pedro Alliana, Lilian Samaniego, Juan Darío Monges y Wildo Almirón.

¿El motivo? No tiene la menor importancia, pero para ilustrar al lector hasta dónde llega el disparate, el senador alega que los denunciados “llevaron las carpetas” que contenían irregularidades al Tribunal Superior de Justicia Electoral; lógica ésta que le obligaría a “exigir” lo mismo para ordenanzas o mensajeros que tuvieran la mala suerte de realizar este tipo de entregas.

A Última Hora ni le preocupa hacer el ridículo “per se”, sin necesidad de asignarle el trabajo sucio a algún tercero, al extremo de publicar como titular central de tapa: “Otra aviesa violación constitucional de la campaña cartista”, la cual se habría producido al ser inscriptos como peticionantes de la enmienda a militares en actividad. La verdad es que el “gravísimo” hecho involucró a… dos personas. Y un “pequeño detalle” más, no eran oficiales ni suboficiales de las FF.AA, sino simples funcionarios públicos que desempeñan sus actividades en el Comando de las Fuerzas Militares, como muchos otros.

Ahora bien, como asistimos a un caso de charlatanería superlativa, varios son los políticos que tienen “luz verde” para formular sus rimbonates declaraciones, siempre y cuando sean del agrado de “Don” Acero y  de “Don” Antonio, por supuesto. Desde Efraín Alegre, presidente y destructor del principal partido de la oposición, el PLRA, hasta Juan Carlos Galaverna, uno de los responsables del fraude electoral perpetrado contra Luis María Argaña; pasando por “Marito”, el stronista que habla de respeto a la legalidad y, desde luego, Desirée, molesta con la vida por el riesgo cierto de que su corrupto esposo vaya a parar a la cárcel.

En el presente se muestran a la ofensiva, cual dueños de la verdad, hasta impolutos, todos ellos. Pero no se preocupe. La realidad siempre se impone y más temprano que tarde se los identificará como lo que efectivamente son: vulgares charlatanes de la prensa y de la política.

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