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Los dejan ciegos sus ambiciones

Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso
Por: Cirilo Ibarra Enciso. Periodista de ADN en Mariano Roque Alonso

Es cada vez más sorprendente la actuación de varios políticos, sin distinción de partidos ni movimientos, a quienes los dejan ciegos sus ambiciones o intereses particulares. Son aquellos que valoran más los colores, la trayectoria o la militancia, dejando de lado la capacidad, la preparación, los talentos, que deberían ser los principales elementos que “adornan” a una persona.

Actualmente, esa situación se palpa claramente en quienes no aceptan la precandidatura de Santiago Peña para la presidencia de la República. ¿Será que los disidentes colorados, los liberales y hasta de los partidos y movimientos minoritarios entenderán alguna vez que se debe valorar la preparación, la capacidad, el talento, etc, de una persona?

Al parecer es muy difícil, porque apenas se habló de Peña, comenzaron los ataques, todos relacionados a su condición de nuevo afiliado a la ANR, o que supuestamente será un títere del señor Horacio Cartes y hasta se llega a cuestiones más personales con el solo fin de descalificarlo.

Es una pena, porque el autentico valor de una persona, el más valioso, el exclusivo, el inconfundible, es esa capacidad tremendamente generosa de situarse en el lugar del otro, de olvidarse de uno mismo.

En este caso de Santiago Peña, no hay nada para discutirle sobre su gran capacidad, su inteligencia, sus habilidades y hasta sus principios. Y son quienes justamente no tienen argumentos para dejarlo malparado en ese sentido, los que recurren hasta a los insultos y sacar cuestiones personales para desmeritarlo.

Los políticos verdaderamente capaces no deberían ni ocuparse de sus contrincantes, deberían hablar de sus proyectos, de lo que quieren hacer o lo que podrán hacer.

Si uno no cree en sí mismo, nadie lo creerá. Todo comienza en uno mismo y hay que decir que desde la infancia se empieza a tener una imagen propia, hasta cómo uno luce y para qué es capaz y si tiene talento. Y también sabe cuáles son sus debilidades.

Con los años, con la experiencia, uno se va fortaleciendo, en gran medida con la convivencia con los demás.

Y es evidente que a los políticos contreras al modelo cartista, no tienen idea de lo que es el autoestima. Son de los que dan mayor importancia a lo que dicen y dan mayor valor al mismo. Hasta parece que no encuentran motivo para seguir adelante persiguiendo sus propios sueños y se ocupan de los demás.

En este momento existen dos precandidatos definidos, para las próximas elecciones internas, Mario Abdo Benítez (ANR) y Efraín Alegre (PLRA). Y analizando a estas dos personas, fácilmente se puede concluir que no tienen mucho que decir sobre sí mismo, porque tienen funestos antecedentes.

Entonces, más fácil tratar de descalificar al adversario, pero con argumentos que no tienen nada que ver con el perfil o las condiciones que debe reunir un candidato o precandidato para la Presidencia de la República.

Dentro del coloradismo, por ejemplo, se cuestiona a Santiago Peña su corta trayectoria en el partido. Y en ese sentido, “Marito” no podrá hablar tampoco de su trayectoria, porque tendría que contar que sus buenas condiciones de vida son gracias al General Stroessner. Tendría que recordar que su papá, Mario Abdo Benítez, fue secretario privado del dictador y montón de cosas más.

Mientras tanto, en el caso de Efraín Alegre, más de uno se debe preguntar como explicará a la gente los robos en el Ministerio de Obras Publicas y Comunicaciones (MOPC) durante su administración.

La propia Dirección de Finanzas del MOPC lo había denunciado. El monto del perjuicio ascendió a 30 millones de dólares.

Posteriormente, para su campaña con miras a las elecciones del 2013, con su dupla Rafael Filizzola, fue denunciando por la impresión en masa de afiches y pancartas “Alegre-Filizzola -2013”, en oficinas del Estado y lógicamente con fondos del Estado.

Viendo estos antecedentes, muy difícil entrar a competir con alguien a quien solo se le puede cuestionar su juventud o su condición de “neocolorado”, porque no son los argumentos que valen en estos casos.

Es hora de hacer prevalecer la capacidad, el nivel de preparación y hasta talentos para elegir a un presidente de la Republica. Basta de buscar argumentos pocos convincentes para descalificar a una persona. Quienes creen que a esta altura de la vida se puede lograr éxitos con ataques personales, están equivocados. Pero en fin, el pueblo tendrá la decisión y a pesar de lo que dicen, el pueblo casi nunca se equivoca.

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