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Los “gafes” del “pastor” Petta

Eduardo Petta siempre arma algún escándalo. Es tal su afán de protagonismo que no tiene ningún temor al ridículo ni la menor intención de mostrar algo de buen gusto o, por lo menos, un poquito de sentido común. Esto es algo que le caracterizó ya cuando era senador, aunque ahora, que anda postrado ante el presidente Abdo Benítez, pareciera más el bufón del rey que un ministro serio, de una de las carteras más importantes del país y sustento de la democracia.

Para colmo, es precisamente el ministerio donde más deuda pendiente del Estado hay, ya que el número de analfabetos y analfabetos funcionales sigue siendo demasiado alto para un país en serio. Dando muestras del poco olfato que tiene, fue allí, precisamente, donde el presidente decidió colocar a uno de sus bufones (el otro es Rodolfo Friedmann).

Pero aquí no estamos hablando del jefe sino del soldado Eduardo, quien ni bien asumió al frente del MEC hizo conferencias de prensa en directo para denunciar que se encontraron 1.200 planilleros, entre docentes y funcionarios, lo que golpeó duramente, especialmente a los primeros, ya que ni siquiera se daban nombres, sino que de un solo plumazo se ensució a todos los maestros y maestras del país.

Jamás se pudo comprobar nada; ese fue el primer ridículo del ministro del MEC de la era Marito. Y como de repente perdió las primeras planas de los diarios, ahora desempolvó un caso de 2 años atrás, en donde involucra a un obispo como planillero de la institución. El propio arzobispo de Asunción salió a aclarar el tema y dijo que todo quedó resuelto en el 2016, por lo tanto, la denuncia de esta administración está absolutamente fuera de lugar.

Al amigo le encanta figuretear; tiene alma de vedette. ¿O no recuerdan cuando llevó su colchón a su oficina del Senado para dormir allí y así “evitar que se atropelle la Constitución”? Es payaso, no puede evitarlo. Y si todo el mundo lo viera como lo que es, un payaso, no sería peligroso para nada. El problema es que se le da entidad, como si fuera digno de respeto, dándole un ministerio tan importante como el de Educación.

En el caso del obispo presuntamente planillero, a Petta se le cruzaron los cables y su actuación fue mucho más rápida y menos reflexiva que nunca, ya que a su exacerbado deseo de figurar, puede agregarse el hecho de la rivalidad de su iglesia con la Católica, ya que el hombre resultó ser un “líder evangélico”, según los propios evangelistas.

Sí señores, resulta que Eduardo es un líder religioso y parece que allí pone más entusiasmo que en cualquiera de sus actividades “oficiales” o, por lo menos, por las que recibe un nada despreciable sueldo. Así que cuando le soplaron que había un cura planillero, no pudo resistir la tentación de armar barullo y denunciarlo ante todos los medios, sin pensar siquiera en chequear mínimamente la información, por lo menos para evitar un nuevo papelón. Pero como a él los papelones no le quitan el sueño, seguramente éste tampoco. Total, ya volvió a ocupar lugares destacados en los medios.

Ni siquiera se espera que tenga el tino de disculparse por su metida de pata. Seguramente ya debe estar buscando otra cosa de la cual acusar al gobierno anterior o a algún religioso católico.

Eso no quiere decir que la Iglesia Católica no cometa un sinfín de pecados. Pero, al menos éste, no es uno de ellos…

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