De un tiempo a esta parte, en nuestro país, los médicos son denunciados por sus pacientes por cualquier resultado no deseado, sin importar que las consecuencias deletéreas afecten al profesional, a la actividad médica y la misma sociedad. Hoy en varios centros asistenciales, con la práctica de una “medicina a la defensiva”, se están rechazando a pacientes de riesgos, por temor a recibir como agradecimiento una demanda judicial.
Pero es inaceptable que esta situación fóbica hacia los médicos se genere con las autoridades que tienen la obligación de protegerlos, investigando prioritariamente, si las denuncias efectuadas ameritan abrir un proceso antes de accionar aparatosamente, como si se tratara de un maleante a punto de fugarse. Desafortunadamente muchos abogados con rango institucional, no tienen las mejores credenciales, ni conocen a fondo el derecho médico y actúan con prepotencia, olvidando que se es inocente hasta demostrar lo contrario. Recientemente en la localidad de Santa Rita, Alto Paraná, un médico especialista, urólogo, de reconocida solvencia profesional, fue privado de su libertad porque, según los medios, le extirpó un riñón a un paciente, hace 6 años. Y quien dijo que extirpar un riñón, órgano doble, es delito?, y si fuera el útero, órgano único, y que se extirpa con mayor frecuencia? Y no mencionan los motivos de tal cirugía, dejando esto a la imaginación del lector. Sin embargo, en la misma región, crímenes pestíferos no son resueltos y buscan culpables apresando a quienes hayan pasado por la cercanía y luego los ponen en libertad sin importarles la estigmatización, difamación y la violación de sus derechos. El médico de referencia fue privado de su libertad, como primera medida, sin ninguna razón que lo justifique. La privación de libertad tiene sus indicaciones y no debería ejecutarse por meras denuncias subjetivas, máxime si se trata de una persona con arraigo en la región, profesional conocido, con familia y amigos. Esa actuación de las autoridades de control social, altera el orden y las garantías que todo ciudadano debería tener y no iniciar el procedimiento violando el derecho a la libertad consagrado en la Constitución Nacional.
Ya nadie debe ignorar que la labor médica siempre ha sido y sigue siendo riesgosa y que durante el ejercicio de la medicina se pueden tomar decisiones que parecerán errores, sin serlo, sobre todo cuando se analizan resultados de decisiones valiosas, tomadas en momentos patéticos como ocurren cuando la vida del paciente depende de una decisión rápida e inteligente del médico. En esos momentos el cirujano no puede parar la cirugía para preguntarse si su accionar le puede acarrear consecuencias legales y perder la oportunidad de salvar esa vida. En esas circunstancias, el consentimiento informado se puede obviar.
Es importante que los administradores de la Justicia actúen con decoro y no creando una psicosis del miedo en quienes tienen la responsabilidad de cuidar la salud y la vida de las personas. Creo incorrecto toda actuación violenta ante denuncias a las que aun le falta un largo recorrido para conocer las circunstancias y las causas de hechos denunciados.
Las autoridades disponen de recursos, conocimientos y poder necesario para conocer la verdad, y no buscar notoriedad alimentando reclamos temerarios sin conocer los hechos, incentivando en la sociedad, inmerecidamente una injusta e infundada galenofobia.