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Los tramposos

Si no fueran tan patéticos, hasta podrían dar risa. Esa insistencia de los añetete de querer asustar al electorado colorado con el cuento de que su voluntad no será respetada el 17 de diciembre, lo único que deja en evidencia es que ya se sienten perdedores y pretenden dárselas de víctimas.

Lo cierto es que desde que se hicieron las primeras elecciones, después de la dictadura, y se impuso el voto directo para las internas partidarias, todos los procesos fueron transparentes y se respetaron los resultados, tanto en primarias como en nacionales. Siempre ganó el que obtuvo mayor cantidad de votos, sin vueltas ni cortapisas.

Siempre, salvo en el 93, es conveniente aclararlo, cuando en las internas coloradas, Juan Carlos Galaverna junto con otros “próceres” del oficialismo colorado de entonces, le robaron las elecciones a Luis María Argaña y se la dieron a Juan Carlos Wasmosy. Aquí es importante hacer una salvedad; ese fraude monumental fue posible por el apoyo irrestricto que le dieron los medios de comunicación, especialmente ABC y Última Hora, que desviaron la mirada y evitaron hablar del hecho, avalando con ello la trampa.

Da la casualidad de que, en este momento, Galaverna milita en Colorado Añetete y sigue fiel y sumiso a Mario Abdo Benítez. Así que si alguien pretende montar un fraude, lo lógico es que recurra a quien conoce el negocio desde adentro, el mismo Calé, el violador confeso de la Constitución, y tramposo por experiencia reconocida y comprobada.

Desde entonces todo transcurrió con respeto a la transparencia y a los resultados de cada votación. El Tribunal Superior de Justicia Electoral tiene una trayectoria impecable en esto de organizar elecciones y proclamar los resultados, al punto de que, incluso, en el exterior es un organismo puesto como ejemplo ante colegiados semejantes.

Pero eso no significa que hayan desaparecido todos los tramposos; siempre hay alguno por allí que pelea como gato panza arriba por imponer los entuertos, la compra de votos y el robo de elecciones. Uno de ellos es el senador Silvio Ovelar, quien fue filmado mientras instaba a la compra de votos y repartía plata para el efecto. Por eso es que es conocido como el senador “Trato apu’a”. Y, quién lo hubiera imaginado, también milita en las filas de la disidencia de Abdo Benítez.

Así que allí están los laureados expertos en trampa, Calé y Ovelar, cuya experiencia y trayectoria nadie puede poner en duda, activando intensamente a favor de la precandidatura de Marito y escandalizados por el “fraude” que se está montando en contra de su líder.

La verdad es que quienes tienen la experiencia y conocimiento para hacer fraude, y el espíritu de la trampa y el entuerto, son los añetete. La única garantía de que esto no ocurrirá el 17 de diciembre y de que los resultados serán respetados es que estos tipos no manejan el aparato partidario y tienen como muro de contención al TEP, que está apostando a la transparencia y al respeto a la voluntad popular. Porque aquí, los únicos tramposos son ellos, los añetete, pero esta vez se quedarán con las ganas.

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