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El fin de semana se puso en marcha la disputa de la primera fecha del Torneo Clausura. Sol de América recibió la visita de Cerro Porteño, en el Defensores del Chaco, donde el “Pinti” Álvarez se metió el espectáculo en el bolsillo. El portero azulgrana Anthony Silva tuvo dos errores en los tres tantos de Álvarez. Y una vez más el cerebro del Olimpia William Mendieta hizo un golazo con una estupenda definición. Y otros puntos altos y bajos del desarrollo de la primera fecha de este segundo torneo de la temporada 2016.
ASUNCIÓN.- Pasó la primera jornada del Torneo Clausura de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF). La sensación que queda, en general, es que los equipos no están todavía a punto. Unos menos que otros, pero se nota un déficit, sobre todo, en el rendimiento colectivo, y en la continuidad del juego. Los resultados fueron estrechos, aunque en el caso de Cerro Porteño, frente a Sol de América, dio la impresión que la diferencia entre los dos equipos fue mayor que el resultado final. Pero vayamos a lo que sugiere nuestro título.
HABILIDAD Y OPORTUNISMO: Ernesto “Pinti” Álvarez es, además de muy buen futbolista, un tipo dicharachero. Simpático, agradable. Le hizo tres goles a Cerro Porteño con oportunismo y habilidad. El penal bien ejecutado no le dio chances a Silva. En el segundo, con un amague, dejó arando el piso a Danilo Ortiz, que también cometió el penal en una jugada similar. Y en el tercero, apareció como un fantasma para empujar la pelota tras un feo error del golero cerrista.
GOL VY’A: No pasa partidos sin que le hagan goles a Antony Silva. De los tres que le hicieron el sábado frente a Sol, dos fueron por culpa de la pésima defensa principalmente de Danilo Ortiz. En el tercero salió a cazar mariposas. Parece que Don será el próximo arquero de Cerro Porteño.
CON LA MIRA FIJA EN EL ARCO: William Mendieta tiene una curiosa historia, apareció en Libertad en el 2009, jugó dos años, se fue a Rubio Ñu, volvió a Libertad, luego ida y vuelta a Sol de América, y en el 2013 se fue al Palmeiras donde no trascendió. Regresó el año pasado, se enroló a Olimpia y comenzó a hacerse sentir. Hoy es sin duda el mejor en su puesto, en todo el fútbol paraguayo. Pero, además, tiene gol. Y el que anotó frente a Luqueño fue extraordinario: obra y arte de un talento pelotero que tiene la mirada fija en el arco rival.
ERRORES TÁCTICOS: fueron los de Gustavo Morínigo que, sobre la hora del comienzo del campeonato cambió la defensa que había entrenado durante más de un mes. Danilo Ortiz fue un fiasco. Lento, sin capacidad de reacción, se tragó todos y cada uno de los amagues de sus rivales. Marcos Cáceres, falto de fútbol, no se acomodó nunca. Raúl Cáceres fue más volante que lateral y por allí se paseó “Pinti” Álvarez, y Junior Alonso de tanto jugar de central se olvidó cómo se juega de lateral. Morínigo, aplazado.
PODER DE REACCIÓN: Nacional perdió 2-0 y comenzaba a arder la platea tricolor. Se fue el primer tiempo con una silbatina y gritos insultantes. Pablito Caballero se tragó el sapo y se fue a los vestuarios, de donde volvió con un gol, un golazo, en realidad, de Francisco “Gato” García y sobre la hora, pudo empatar Cristian Colmán que después fue expulsado. Salvó la plata en este primer partido, pero las cosas, en el promedio, siguen feas para Nacional.
CODAZO ALEVOSO: Julián Benítez no es de los que juegan sucio, pero imbuido por la manía de los futbolistas de hoy de aplicar el codo en cualquier situación para agredir al rival, se contagió de lo mismo, y dejó fuera de combate a Godoy. El árbitro lo vio, le mostró la roja, y ahora tendrá dos fechas para reflexionar sobre su conducta. Porque además de la indisciplina que va a ser sancionada, deja al equipo sin una pieza importante.
ÁRBITROS EN LA MIRA: Parece ya una costumbre. Mala costumbre, por cierto, que la prensa hable más de los árbitros y del arbitraje que del rendimiento individual y colectivo de futbolistas y equipos. A varios se les adujo errores infantiles, cosa que de seguro ocurrieron, pero en el fútbol, los principales actores y artistas son los jugadores. No está mal hablar de los réferis pero tampoco está bien hablar sólo de ellos…
