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De un solo plumazo, Fernando Lugo puso en riesgo todo lo que hemos construido los paraguayos desde el 89, al desafiar el orden constituido, desobedeciendo órdenes judiciales y usurpando funciones que no le corresponden. Pero parece que se asustó y desde hace 2 semanas desapareció del ambiente. No asiste a las sesiones del Senado ni se lo ve por ningún pasillo de la cámara. ¿Andará escondido?
ASUNCIÓN.- A Lugo le encanta hacer cosas como esta; generar tumulto y desaparecer. Durante un tiempo suele recurrir a sus problemas de salud, pero cuando la desaparición se extiende más de lo debido, ya los rumores indican que “así nomás luego es” el exobispo, quien se muestra muy decidido al tomar una decisión, pero después, al ser ésta cuestionada, parece carecer de argumentos para defenderla y mantenerse en su posición.
Al convocar para jurar como senadores a Rodolfo Friedmann y Mirta Gusinky, y, efectivamente, tomarles juramento, Lugo violó la Constitución y las leyes, al desobedecer 2 sentencias judiciales y un amparo, y, peor aún, ignorando el resultado de las elecciones de abril pasado.
Nadie hubiera podido imaginar que una sola persona y en un solo acto pudiera hacer tanto daño al Estado de Derecho y dejar tan maltrecha a la República, porque no es poca cosa eso de ignorar la decisión popular manifestada en las urnas.
Todo esto lo hizo Lugo el 30 de junio pasado. Y, como era de esperar, generó numerosas reacciones, entre ellas, 3 denuncias penales en su contra ante la Fiscalía General del Estado; una de senadores colorados, otra de Horacio Cartes y la tercera de Nicanor Duarte Frutos; estos últimos, los 2 afectados directos por sus acciones. Los delitos por los que se le acusan son usurpación de funciones públicas y desacato, que tienen expectativa de pena entre 3 y 10 años de prisión.
Lo cierto es que, si bien se mostró muy seguro de sí mismo tanto el sábado 30 como el domingo 1 de julio, durante la sesión del Congreso, desde el lunes 2 desapareció de la esfera y nadie volvió a saber nada de él. No asistió a las 2 sesiones ordinarias del Senado que ya se realizaron en este tiempo ni parece formar parte de ninguna de las comisiones asesoras conformadas recientemente. Habrá que ver si en la de hoy está presente, de lo contrario, podríamos llegar a pensar que se está escondiendo, no de la Justicia sino de la prensa, ante el temor de que se le pueda embretar para que defienda sus últimas y caóticas decisiones y no se encuentre en condiciones de hacerlo.
