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ASUNCIÓN.- En el supuesto caso de que la enmienda no prospere y la reelección no esté incluida en la Constitución antes de la convocatoria a las elecciones generales, los luguistas preparan una jugarreta que pondrá en vilo a todo el proceso electoral y enturbiará bastante las aguas: presentar a Fernando Lugo en las internas y luego arriesgarse a la inhabilitación de los demás candidatos, esperando que el TSJE y la Corte jueguen a su favor.
El Frente Guasu debe ser uno de los pocos partidos del país que no enfrenta ningún internismo. Allí el liderazgo de Fernando Lugo no se discute, así que no habrá nadie que pueda impedir que el expresidente compita en las internas de diciembre, otra vez como candidato a la Presidencia de la República, aún en el caso de que no salga la enmienda y la reelección siga prohibida en la Constitución. Esto porque en esa instancia, la de las elecciones internas, la Justicia Electoral no tiene competencia y sí los tribunales electorales internos.
Y nadie duda tampoco de que el exobispo será el ganador de las internas del Frente Guasu, ya sea por no tener competencia o por hacerle papilla a algún valiente rival interno que se le pudiera presentar. Así que podríamos dar por hecho que el candidato del FG para la Presidencia de la República en las elecciones de abril del año próximo es Fernando Lugo.
El problema vendrá después, cuando, a inicios del 2018, los apoderados de FG lleguen a la Justicia Electoral a inscribir sus listas de candidatos y presenten a Lugo como el que competirá por la Presidencia de la República. Imaginamos que los representantes de los demás partidos y movimientos electorales harán fila india ante la oficina de impugnaciones para exigir que esta candidatura sea rechazada, por inconstitucional.
Y aquí viene todo el entorpecimiento que puede generar la tozudez y poca humildad de este señor, que piensa que por tener un importante apoyo popular puede actuar como si estuviera por encima de las leyes. Porque su actitud generará una guerra de idas y venidas a la Justicia Electoral, primero, y a la Corte Suprema de Justicia, después, que lo único que logrará finalmente es enrarecer aún más el ya de por sí bastante enrarecido ambiente electoral.
Si Lugo no hubiera sido tan petulante, y aceptado que la única forma que lo puede habilitar a la reelección es la vía de la enmienda, dando su abierto apoyo al proyecto, mucho de esta indefinición se hubiera evitado, y, posiblemente, en este momento ya hubiera podido estar haciendo una abierta campaña por su segundo mandato, al estar habilitado constitucionalmente para hacerlo.
