Fernando Lugo y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro.
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Lugo, como siempre, deja a otros el “trabajo sucio”

ASUNCIÓN.- Fernando Lugo es famoso por eludir los temas conflictivos. Otra vez ahora, en el abierto apoyo del Frente Guasu a la dictadura de Nicolás Maduro, en Venezuela, se esconde, no habla del tema, ni da notas a periodistas, a sabiendas de que su postura, por inmoral, es imposible de ser defendida.

A lo largo de los varios papeles que jugó en la vida, desde cura a senador, pasando por obispo y presidente, Lugo siempre se mostró como un pusilánime, alguien que parece enfrentar a la estructura pero sin, realmente, comprometerse demasiado con eso. Todos recordamos su absurda respuesta cuando se le preguntó sobre el caso de Cecilia Cubas, asesinada por el EPP, cuando prefirió decir que no tenía idea del tema.

Y cómo olvidar la crisis que generó el tratamiento de la reelección vía enmienda, en el 2017, cuando Lugo decía que no estaba a favor –a pesar de que sería uno de los beneficiaros- mientras que su bancada en el Senado se jugaba abiertamente por el proyecto y contribuyó a su redacción. Algunos pensaron que eran posturas incoherentes del grupo de senadores del Frente Guasu, pero, en realidad, estas contradicciones tenían el sello claro de Lugo, ya que le encanta que los demás se jueguen por las cuestiones que a él lo beneficiarían, mientras se mantiene en las sombras.

De nuevo ahora repite su esquema. Desde que el Frente Guasu convocó a una conferencia de prensa para dar su apoyo público a la dictadura de Maduro en Venezuela, Lugo desapareció de la escena. Con la excusa de que Carlos Filizzola es el presidente del partido y de que Hugo Richer es el líder de bancada en el Senado, el exobispo no tiene ninguna necesidad de aparecer en los medios, y deja que el trabajo sucio lo hagan los demás.

Puede ser pusilánime, pero de tonto no tiene un pelo. Por eso no se juega por nada, y menos aún por Maduro, aunque no nos queda ninguna duda de que es su postura la que defienden sus esbirros, quienes más parecen voceros que políticos con identidad y pensamiento propios. Si tenemos en cuenta el repudio que despierta en la ciudadanía y en el mundo entero la defensa a un régimen sanguinario como el de Maduro, nos resulta bastante fácil entender que Lugo no quiera dar la cara, convencido de que lo que defiende es indefendible.

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