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Maduro debe irse

Venezuela no puede seguir perteneciendo al Mercosur; no hasta que Maduro se vaya a su casa o a la cárcel, y el gobierno pueda ser asumido por un demócrata que tendrá la difícil misión de reconstruir el país y el espíritu de sus habitantes. Seguir soportando tan indeseable presencia solamente se debe a la inercia del bloque, al que le cuesta adoptar posturas drásticas. Pues ya es hora de que las aprenda.

Nadie en su sano juicio puede pensar que un dictador se vuelva democrático por la presión internacional. Mucho menos alguien como el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien no solo ha demostrado una profunda vocación dictatorial sino también una imaginación febricitante, que le hace pensar que goza del favor popular cuando los venezolanos intentan de cualquier manera cruzar la frontera, porque la vida en su país se ha vuelto insoportable y peligrosa.

Si el Tribunal Electoral venezolano da curso al pedido de la oposición de convocar a un referéndum revocatorio, ganaría por amplia mayoría el sector que ya no quiere que Maduro siga al frente del gobierno. Y él lo sabe, por eso está intentando dilatar esta convocatoria hasta el año próximo; todo con tal de mantenerse un poco más en el poder.

El régimen chavista, del que Maduro es fiel representante y seguidor, no es solamente una cruz para el país caribeño sino que se ha convertido en una piedra en el zapato del Mercosur, que está pagando un alto precio, poniendo en riesgo su misma existencia, por haber hecho mal las tareas cuando los gobiernos de Argentina y Brasil tenían coincidencia ideológica con el presidente venezolano.

Por supuesto que la comunidad internacional no puede intervenir en los asuntos internos de ningún país, por lo que es fundamental que organismos como la OEA tomen cartas en el asunto y busquen el mecanismo adecuado para sancionar a Maduro y liberar al pueblo venezolano de su nefasto gobierno.

Lo que sí se puede hacer a nivel regional es solucionar de una vez el problema que genera la permanencia de Venezuela en el Mercosur, y para ello, es correcta la exigencia del gobierno paraguayo de que se le aplique la cláusula democrática, que pone como condición fundamental para que un país sea miembro del bloque, que su gobierno se rija por normas democráticas y respeto a los derechos humanos de su población.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, dijo que están dadas las condiciones para que el Mercosur aplique la cláusula democrática a Venezuela, consecuencia de lo cual será que el país sea expulsado del bloque, al que no puede pertenecer al no acatar sus normas. Esto no solucionará la crisis en la que viven los habitantes de ese hermoso país, pero se le irán cerrando puertas al delirante dictador, quien tendrá que permitir el referéndum antes de que la tierra ceda bajo sus pies y termine hundido en el infierno.

Paraguay lleva meses intentando que el Mercosur reaccione y asuma una postura firme y clara con relación a Venezuela. Primero, fue el impulsor de que no se permita que el gobierno de Maduro asumiera la Presidencia Pro Tempore que debía entregarle Uruguay, y luego exigió que se revisen los acuerdos del bloque que no habían sido suscriptos y que eran alevosamente violados por el mismo.

De a poco se fueron sumando los demás países, primero Brasil, luego Argentina y hace poco nomás Uruguay, lo que permite la adopción de alguna medida, puesto que ya habrá consenso de todos los miembros.

Venezuela no puede seguir perteneciendo al Mercosur; no hasta que Maduro se vaya a su casa o a la cárcel, y el gobierno pueda ser asumido por un demócrata que tendrá la difícil misión de reconstruir el país y el espíritu de sus habitantes. Seguir soportando tan indeseable presencia solamente se debe a la inercia del bloque, al que le cuesta adoptar posturas drásticas. Pues ya es hora de que las aprenda.

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