ASUNCIÓN.- La situación del senador disidente, Mario Abdo Benítez, está bien complicada. La postura asumida desde la disidencia lo arrojó a los brazos de Aldo Zuccolillo y de los liberales. Debió aceptar y ejecutar directivas de Desirée Masi en el tratamiento del Presupuesto General de la Nación y de los Bonos destinados a la inversión y esto deberá explicar en su partido, cuya masa es reacia a aceptar alianzas de este tipo, sobre todo cuando se perjudica sus intereses partidarios.
Por la fuerza que pudo arrastrar al interior de su partido, Benítez pudo haber sido el que más valor de alquiler tuvo para Zuccolillo. No obstante, sus posturas también guionadas por el medio periodístico del empresario.
Durante los hechos de violencia ocasionados por esta dirigencia, el senador colorado apareció poco, enviando al frente a sus correligionarios Blanca Ovelar y Enrique Bacchetta.
El colorado ingresó a la interna por la precandidatura presidencial y ve en Juan Afara, vicepresidente de la República una suerte de tabla de salvación política. Es fiel ejecutor de “las propuestas” publicadas por el matutino, incluso aquellas que iban destinadas a reducir el poder político de su propio partido.