ADN Digital
Después del espantoso crimen de Lidia Meza Burgos (18), perpetrado por el “narco” Marcelo Pinheiro, (alias Piloto), en las narices de los guardias de la Agrupación Especializada, se suponía que se adoptarían medidas extraordinarias para garantizar que los criminales allí recluidos no siguieran purgando sus condenas como si estuvieran en una colonia de vacaciones. Pero solo se suponía. Apenas 30 días después, otros dos mafiosos, pertenecientes al Primer Comando Capital, uno de ellos de la más alta jerarquía de entre todos los que se hallan presos en nuestro país, salieron caminando de dicha institución, lo cual revela la complicidad de las autoridades del cuartel -devenido en penal- y vaya a saber de qué otros niveles. El gobierno, sin embargo, sigue en las nubes y no admite su responsabilidad. El presidente continúa mirando al espejo retrovisor, para justificar su notoria inoperancia y ver horrorizado el rostro de HC, a quien inexorablemente hace referencia en cada una de sus declaraciones públicas.
Desde al asesinato cometido por “Piloto, hasta la fuga o mejor, liberación de los dos miembros del PCC, se produjeron tres hechos más, sumamente graves. El 20 de noviembre, antes de que Abdo Benítez cumpliera sus primeros 100 días de gestión, el autodenominado EPP secuestró y ejecutó a Valdir de Campo, ciudadano de origen brasileño, en Santa Rosa del Aguaray (San Pedro); seis días después atacó el retiro de una estancia y el 8 de diciembre pasado repitió el mismo modus operandi en otro establecimiento ganadero, en donde incendió dos avionetas y algunas maquinarias agrícolas.
Todo esto sucedió en el lapso de un mes, sin contar la guerra que libran las bandas de narcotraficantes, con su secuela de muertos, la ola de asaltos, los asesinatos de guardias de seguridad, ni el aumento de la actividad de los “motochorros”, así como de otras modalidades delictivas, favorecidos por el boicot inicial a la actividad del grupo “lince”. Sin embargo, Marito insiste en que “todo marcha sobre rieles” y lo que no, es un problema heredado del cual casi se desentiende.
La lógica de Abdo es por demás curiosa. Cuando se trata de dar buenas noticias, como las relativas a la situación de la economía, la recaudaciones que mantienen su tendencia al alza, las obras públicas que sigue inaugurando, las licitaciones que cuentan con financiamiento, el reconocimiento internacional, el mejoramiento de la calificación del país, etcétera, etcétera, en realidad no es fruto de la herencia, sino del accionar de “el mejor gobierno de la democracia”, o sea el suyo. Pero cuando las cosas se presentan mal, no duda en echarle la culpa al pasado, principalmente a Cartes, como si él fuera un simple comentarista de la realidad y no un protagonista, el principal por cierto.
En el tema del que ahora nos ocupamos, el de la fuga y demás acontecimientos mencionados, aplicó la regla de siempre. “El crimen organizado, ya lo dijimos en campaña, ha permeado todas las instituciones”, dijo, casi en tono crítico. O sea, es parte de la herencia. Y seguro que hay temas que, como estos u otros, no nacieron en su gestión, ni en la anterior, ni en la anterior a la anterior, como por ejemplo la corrupción. Pero ese no es el punto, sino reconocer los problemas tal cual se presentan y contar con políticas concretas para combatirlos con cierta eficacia. Esa es su obligación, como gobernante, aunque hasta ahora no se haya dado cuenta.
Marito no puede pretender tapar el sol con la mano y pintar todo color de rosas o, cuando está apremiado por algún escándalo, cargar contra “la suma de todos sus miedos”, léase Horacio Cartes. Tiene que descender de las nubes y decirnos cómo hará frente a situaciones tan vergonzosas como las acontecidas en la Agrupación Especializada, que evidencian el estado de impotencia y postración en que se encuentran los organismos de seguridad a su cargo.
Él ahora es el presidente y, por tanto, el responsable de encarar dicha tarea, trascendiendo los discursos huecos, que denotan ineptitud y a través de los cuales, a lo sumo, destila sus complejos y sus odios.
Pero claro, para eso necesita un buen baño… de humildad y de realismo.