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El presidente de la República, Mario Abdo Benítez, se refirió ayer a los planes (no realidades) que afectarán a obras públicas que, según dijo, superan con creces los proyectados en los primeros 100 días del gobierno de Cartes. Algo ya recurrente, pues días atrás hizo lo mismo en lo relativo al tema de la seguridad. En esta oportunidad, no mencionó, sin embargo, que estos planes, o la mayoría de ellos, cuentan con líneas de financiamiento establecidas por el gobierno anterior, ni que cuando éste asumió el mando, en el 2013, no encontró la mesa servida sino un país en quiebra.
ASUNCIÓN.- Cada vez parece más evidente que lo único que quiere Abdo Benítez es ser mejor que Horacio Cartes, lo cual nos parece fantástico ya que eso solo podría beneficiar aún más al país. El problema está en que parece más metido en una competencia ridícula, en la que rechaza todo lo realizado hasta ahora, creyendo que de esa manera él será visto como mejor que su antecesor.
Ahora le tocó el tema a la infraestructura de obras públicas, y hace unos días, a la seguridad. Si el presidente usara como vara lo realizado por su antecesor, le iría mucho mejor, pero eso no le interesa en lo más mínimo. Según él, todo lo hace mejor, aunque, en los 100 días, los proyectos de ley enviados al Congreso, en materia económica, son inexistentes. Y, salvo algunos pedidos de acuerdos y de préstamos, la verdad es que el Ejecutivo no ha trabajado en la presentación de ningún aporte al marco legal nacional.
Justamente, en cuanto a esos préstamos internacionales que serán utilizados para obras de infraestructura, Abdo Benítez olvidó decir que fueron iniciados durante el gobierno de Cartes y que ahora solamente se concretaron. Las líneas de financiamiento de todos los proyectos que están en marcha fueron conseguidas durante el mandato anterior.
El logro del que le gusta presumir a Marito es la adjudicación de cuatro obras viales por 130 millones de dólares. Este es un claro ejemplo de que la línea de financiamiento se consiguió en la era Cartes. Lo que llama la atención es que el presidente sigue actuando como un niño caprichoso, cuyo único objetivo es combatir a su antecesor como si se tratara del enemigo. Reconoció que no se puso metas para los primeros 100 días, y cada vez más hay una percepción de que no se la puso tampoco para los 5 años de gobierno.
