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ASUNCIÓN.- El presidente electo, Mario Abdo Benítez, dijo que no le van a doblegar con amenazas y chantajes. Sin embargo, en ningún momento especificó a qué se refería, aunque se sobreentiende que se trata de la confrontación que mantienen sectores de su propio movimiento con el “cartismo”.
Abdo Benítez recibió en su PC, en Asunción, a dirigentes y autoridades electas de Alto Paraná, quienes acercaron apoyo y respeto; es decir, que cada senador Añetete puede elegir según su libre criterio si acepta o no la renuncia de Horacio Cartes. Abriendo un panorama incierto que podría terminar con sendas dificultades de gobernabilidad, necesaria para el buen desempeño de un nuevo Gabinete Ejecutivo. Fue más allá al sostener que no lo doblegarían con amenazas y chantajes; pero sin brindar más datos que lleven a creer en la veracidad de estas circunstancias mencionadas.
“Ningún triunfo vale la pena bajo la tumba de los principios, quienes creen que me van a doblegar con amenazas, con chantajes, tampoco no me van a doblegar en el compromiso que hemos hecho con el Paraguay”, expresó Abdo Benítez.
En busca de la aprobación de la renuncia de Cartes, el cartismo pidió a Mario Abdo que baje líneas a sus senadores, ya que de no darse la aprobación de renuncia y posterior juramento como senador del líder de Honor Colorado, la unidad dentro del partido, y la gobernabilidad de Marito sería difícil. El presidente del partido fue uno de los más criticados por el equipo de Abdo por declaraciones realizadas a varios medios de comunicación.
Así también, durante el encuentro, el presidente electo recordó las elecciones de abril, confesó que le dolió la derrota en Alto Paraná y reconoció que quienes lo quisieron herir, lo lograron, pero que su compromiso con dicho departamento sigue intacto.
Pero, este compromiso debe ser honrado justamente a través del respeto a la voluntad popular, que en este caso, le dio suficiente legitimidad a quien hoy le niegan su renuncia a fin de que sea plenamente habilitado para ocupar un curul en el Senado. Del discurso agresivo y carente de señales de conciliación solo se puede concluir que la sombra de la ingobernabilidad oscurece desde ya las posibilidades de cumplir los altos compromisos con el pueblo.
